La Inmaculada como modelo de vida

José María Albalad
7 de diciembre de 2018

El 8 de diciembre es el día de la Inmaculada Concepción, fiesta nacional en España. ¿Sabías que en Aragón hay tres monasterios de Concepcionistas Franciscanas? Están ubicados en Épila, Zaragoza y Borja, y pertenecen a la Orden de la Inmaculada Concepción, fundada por santa Beatriz de Silva, en 1489, antes de que el papa Pío IX proclamara el dogma de la Inmaculada (1854): María, por gracia de Dios, fue preservada de todo pecado desde su concepción.

Las Concepcionistas Franciscanas viven la espiritualidad inmaculista.

El convento de Épila fue impulsado en 1621 por los Condes de Aranda. En él viven, a día de hoy, siete hermanas, que siguen una regla similar a la de las Clarisas, pero con una espiritualidad claramente inmaculista. “Nuestro carisma es el de la Inmaculada: hacer las cosas junto a María, con humildad, sencillez y pobreza”, explica la madre abadesa, sor Esperanza Andrés, quien habla de la Virgen como fuente de inspiración: “Procuramos vivir sus actitudes en la vida ordinaria, como muchos otros cristianos que quieren vivir a fondo, con la Madre como modelo”.

Historia viva

En 1510, a la sombra de la catedral basílica del Pilar, nació el convento de Nuestra Señora de Altabás, en Zaragoza. Según una tradición, el nombre de “Altabás” se debe a la venida de la Virgen, cuando alguien que la vio dijo: “¡Señora, qué alta vas!”. El monasterio se trasladó en 1966 al barrio de Santa Isabel, donde permanece en la actualidad con el nombre de Santa María del Pilar e idéntica misión: una existencia contemplativa con la Inmaculada en el horizonte.

Por su parte, el Monasterio de Borja es una construcción del siglo XVII, declarada Bien de Interés Cultural. Nació del Monasterio de Ágreda, por lo que durante sus primeros años tuvo una estrecha, cercana y fraterna relación con la venerable sor María de Jesús. Al vivir cerca de la Virgen del Pilar, “La Pilarica” sigue siendo estímulo de vida y de entrega al Señor para las hermanas Concepcionistas Franciscanas de Borja.

La Inmaculada Concepción bendice e ilumina al pueblo aragonés, que cuenta con la oración intensa y apasionada de estas religiosas.

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