En un mundo cada vez más afectado por la crisis climática, la Iglesia ha asumido un papel fundamental en la promoción de la ecología integral. En este contexto, el fraile carmelita y científico Eduardo Agosta, especialista en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos, ha visitado el Centro Berit de Zaragoza y ha compartido su visión sobre la relación entre la fe, la ciencia y el cuidado de la Casa Común. En una conversación con Iglesia en Aragón, abordó temas esenciales como la implementación de la ecología integral en las diócesis, la importancia de la encíclica Laudato Si y el compromiso cristiano con la justicia ambiental.
Ciencia y Fe: Un Camino Convergente
A menudo se asume que la ciencia y la fe siguen caminos opuestos, pero Eduardo Agosta es un claro ejemplo de que ambas pueden complementarse. «Acabo de celebrar mis 30 años de ingreso al convento, el 19 de marzo de 1996. En aquel entonces estaba terminando la carrera de Física y, durante mi formación como fraile, continué especializándome en Ciencias de la Atmósfera», explicó Agosta, destacando que su vocación religiosa y su pasión por la ciencia se desarrollaron simultáneamente.
Esta perspectiva le ha permitido comprender la ecología integral desde una visión interdisciplinaria, donde la teología, la filosofía y la ciencia dialogan en favor del bien común. «Ven como sí que hay físicos que también creen en Dios, incluso se hacen frailes», comentó con humor el entrevistador, resaltando la singularidad de su perfil.
La Implementación de la Ecología Integral en la Iglesia
Como director del Departamento de Ecología Integral de la Conferencia Episcopal Española, Agosta ha observado un crecimiento en la conciencia ecológica dentro de la Iglesia. Sin embargo, reconoce que aún queda mucho por hacer: «Estamos en un momento de decrecimiento de la conciencia en nuestras diócesis sobre esta problemática, que es parte de la pastoral social de la Iglesia. Actualmente, poco más del 30% o 40% de las diócesis cuentan con un área de ecología integral».
La consolidación de estas iniciativas depende en gran medida del compromiso de los obispos y de la disponibilidad de personas capacitadas para liderarlas. «De nada sirve crear espacios si no tienes personas que te puedan acompañar», advirtió Agosta, subrayando la necesidad de una mayor sensibilización en las comunidades eclesiales.
Laudato Si: Un Punto de Inflexión
La encíclica Laudato Si, publicada en 2015 por el papa Francisco, marcó un hito en la doctrina social de la Iglesia en materia ecológica. «La cuestión ecológica dentro del Magisterio de la Iglesia no es algo exclusivo del papa Francisco», señaló Agosta, recordando que desde Pablo VI en los años 70, pasando por Juan Pablo II y Benedicto XVI, la Iglesia ha venido reflexionando sobre estos temas.