La Diócesis de Tarazona ha celebrado dos eucaristías por el eterno descanso del Papa Benedicto XVI . La S.I. Catedral de Tarazona acogió el lunes, 9 de enero, la primera de estas misas funerales a la que asistió un gran número de personas que llenaron el templo. Estuvo presidida por el obispo de la diócesis, Mons. Vicente Rebollo, y concelebrada por varios sacerdotes de los Arciprestazgos de Tarazona y Huecha, entre los que se encontraban el vicario general, Javier Bernal, y los miembros de Cabildo Catedralicio. También acudió el alcalde de la ciudad, Luis Jesús Arrechea, y varios miembros de la corporación municipal. Ayer martes, 10 de enero, tuvo lugar la celebrada en Calatayud, en la Basílica del Santo Sepulcro, y también presidida por el obispo de Tarazona, acompañado en esta ocasión por sacerdotes de los Arciprestazgos de Calatayud, Alto y Bajo Jalón.
En su homilía, D. Vicente hizo referencia a las últimas palabras que pronunció el papa emérito y que fueron «Jesús, te amo», un resumen -indicó el prelado- de lo que fue su vida, y que implican «esa profundidad de su corazón, su mente y de su confianza en Dios». Benedicto XVI fue un «amante de la verdad, una persona sabia e inteligente que denunciaba el relativismo de estos tiempos» y que » nos propone a Jesús como verdad porque Jesús es quien nos revela quién es el Hombre y el Hombre es el Hijo de Dios, que es lo que acabamos de celebrar precisamente estos días de Navidad».
«Considero a Benedicto como el hombre de la fe, preocupado por esa transmisión de la fe» -continuó el obispo de Tarazona- «en estos tiempos en los que no es fácil ser creyentes ni manifestarse como tales». «Él nos invitaba a no tener miedo a los que se presentan como enemigos de la fe», aseveró.
D. Vicente definió al papa emérito como un «hombre entregado a la Iglesia», que aceptó como «un último servicio el ser papa». Un servicio «nacido de esa entrega y de esa humildad que demostró también cuando supo renunciar al ver que ya no podía servir a la Iglesia como él quería».
El obispo de Tarazona concluyó la homilía pidiendo que «esta eucaristía y esta oración por el Papa nos ayude a renovar nuestra fe y nuestra entrega a la Iglesia». «Benedicto XVI reconocía en su testamento que, a pesar de las insuficiencias que puede tener la Iglesia, es la imagen de Jesucristo. Queramos mucho a la Iglesia, como a nuestra madre, como la que nos cuida, como la que nos entrega a la fe, como la que nos une a Cristo o como la que nos hace hermanos».
Al finalizar la eucaristía, el obispo de Tarazona agradeció a todos la asistencia al funeral de Benedicto XVI.