La Diócesis de Barbastro-Monzón despide a las Siervas de María con gratitud, tristeza y esperanza

Ascen Lardiés
2 de junio de 2024

Un acto institucional, con la participación del Ayuntamiento de Barbastro, y una eucaristía presidida por el obispo y concelebrada por quince sacerdotes enmarcó la despedida y, sobre todo, la acción de gracias por el carisma y entrega de las Siervas de María. La noticia del cierre de su casa en Barbastro, que, en marzo y con dolor, anunció la superiora provincial, ha provocado numerosos gestos y testimonios de cercanía con estas religiosas entregadas al cuidado, físico y espiritual, de los enfermos.

«La ciudad que represento, señaló el alcalde, Fernando Torres, quiere expresar su gratitud por el trabajo, dedicación y cariño a los miles de enfermos» que han atendido durante 135 años. El primer edil barbastrense obsequió a la comunidad con una reproducción de la Torre de la Catedral, como símbolo de la unión con la ciudad.

«Gracias, tristeza y esperanza» fueron las palabras escogidas por la delegada diocesana de Caridad, Julia Lirios Tormo, para quienes las Siervas son «imagen significativa de la bondad de Dios, que se conmueve y hace cercano a través de vosotras». Sor Julia hizo entrega, en nombre de la diócesis, de una placa de agradecimiento con la siguiente inscripción: ·La Diócesis de Barbastro-Monzón a la Comunidad de Siervas de María en agradecimiento por los 135 de su amoroso ministerio en el cuidado de nuestros enfermos.

Su superiora provincial, sor Soledad Tellechea, acompañada de la secretaria y la ecónoma, agradeció la «generosidad, colaboración y ayuda del obispo y los sacerdotes» a lo largo de más de un siglo, recordando de forma especial a Julio Broto y a todos los vecinos que, especialmente en la pandemia, siempre se ha acordado de ellas.

Con «dolor en el corazón» pero reconociendo la valentía de una congregación que afronta un Plan de Revitalización pensando en el futuro, el obispo, Ángel Pérez, subrayó el legado de las Siervas, «su talante, estilo y su manera de hacer. Gracias, gracias, gracias». Don Ángel pidió a las seis hermanas de la comunidad de Siervas de Barbastro que se pusieran en pie para recibir un larguísimo aplauso de la comunidad de fieles, entre sonrisas y alguna lágrima. Finalmente, don Ángel les hizo entrega a cada una de ellas de una capillita de la Virgen de El Pueyo, patrona de la Diócesis.

135 años de entrega a los enfermos

La marcha de las Siervas de Barbastro se producirá a lo largo de las próximas semanas y, como adelantó la superiora provincial, las hermanas irán por parejas a diferentes destinos: Pamplona, Zaragoza y Barcelona. Cierran así un capítulo que se inició el 31 de octubre de 1889, dos años después de la muerte de su fundadora, María Soledad Torres Acosta. Fueron los canónigos José Trucharte, deán de la Catedral, José Laplana, doctoral y Lorenzo Larios, magistral, quienes, habiendo conocido los servicios esmerados y gratuitos que las Siervas de María prestaban a los enfermos en sus domicilios, en Zaragoza, solicitaron fundar una casa en esta ciudad.  Madre Josefa Díaz accedió a esta solicitud y envió a las primeras Siervas de María: Madre Carmen Montañés, Superiora, Sor Urbana Ros, Sor Desamparados Vidando y Sor Ovidia Azcárate.

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