La Diócesis de Tarazona celebra hoy la memoria de los Beatos Tirso Manrique Melero, José María Muro Sanmiguel y compañeros, mártires
El beato Tirso, nació en Alfaro (Rioja) en 1877, cuando la ciudad pertenecía a nuestra diócesis. Ingresó en el seminario de San Gaudioso de Tarazona. Siendo seminarista se sintió atraído por la vida religiosa y, por ello, pasa a Veruela para hacer el noviciado en la Compañía de Jesús. Sintiendo que no es su lugar regresa al seminario. Finalmente será ordenado en 1911. Destaca por su capacidad para enseñar y es nombrado profesor del seminario, donde imparte latín y llega escribir una gramática que tiene gran aceptación.
Prosigue con su deseo de ser religioso y en 1928, pide ser admitido en la orden de los dominicos. En el año 1931, se reúnen en Calanda (Teruel) frailes procedentes de Valencia huyendo del ambiente anticlerical de la ciudad.
Además del latín, el P. Tirso se dedica al estudio de la doctrina social de la Iglesia y publica una serie de artículos que adquieren mucha fama. Es considerado, por tal motivo, “defensor del pueblo” por muchos socialistas de Calanda.
Humanamente se le podía considerar buen pedagogo, pastoralmente fue un predicador apóstol de la doctrina social de la Iglesia. Excelente compañero en la vida comunitaria, dotado de gracia especial para la convivencia. Espiritualmente era de profunda piedad y vigoroso sentido ascético.
Refugiado en una casa y rechazado en otras, decide, el 29 de julio, sin tener donde refugiarse, sentarse en un banco de la plaza de Calanda a esperar. Poco después era apresado y conducido donde estaban los demás. Aquella misma noche fue fusilados junto a otros seis frailes.
José María nació en Tarazona el 26 de octubre de 1905. Ingresó en el seminario en 1915. En 1928 fue ordenado presbítero, con dispensa de edad. Desempeñó los cargos de coadjutor de Villalengua entre 1928 y 1930, regente de Purujosa en 1931 y coadjutor de Novallas de 1931 a 1934. En 1934 pidió el ingreso en la Orden Dominica e hizo su profesión temporal en Calanda (Teruel) en 1935, convento en el que permaneció hasta la muerte. Ingresó en la Orden con óptima preparación espiritual y científica, y con ansia de consagrarse al ministerio apostólico entre los que no habían recibido todavía la fe. Logra escapar hacia Zaragoza junto a Joaquín Prats, novicio, pero en Castelserás son apresados el 30 de julio y son martirizados junto a un sacerdote diocesano en el cementerio del pueblo.
Fueron beatificados en Roma el 11 de marzo de 2001, por S. Juan Pablo II, junto a 233 mártires españoles.
Para leer más: http://especialesarchicofradia.blogspot.com/2020/11/martires-dominicos-del-siglo-xx-en_13.html. Y https://www.religionenlibertad.com/blog/27178/los-martires-dominicos-de-calanda.html
Ignacio Tomás Cánovas.
Delegado de Liturgia.