La cúpula de la escalera noble del Palacio Episcopal de Tarazona se encuentra en plena restauración. La Fundación Tarazona Monumental (FTM), de cuyo patronato forman parte el Obispado y el Cabildo Catedralicio, inició su restauración a principios de noviembre. La obra tiene un presupuesto de más de 40.000 euros y se preveé que dure cuatro meses.
Esta cúpula responde a un diseño evolucionado para el momento de su realización, en 1552, que toma como modelo creaciones italianas y francesas. Cuenta con una original decoración y solución arquitectónica y muestra un complejo discurso iconográfico.
La restauración ha supuesto el descubrimiento de la belleza primitiva de algunos relieves y esculturas, tal y como explica el restaurador de la FTM y director de los proyectos, Miguel Agoiz: “durante este primer mes de restauración se está procediendo a eliminar, mediante limpieza mecánica, las gruesas capas de cal blanca que ocultaban la belleza y delicadeza de los relieves y esculturas”. Aunque se barajaba la posibilidad de que podría haber restos de policromías subyacentes, la intervención está superando todas las expectativas ya que“ahora se sabe que toda la superficie de la cúpula estaba pintada, pues se han descubierto una gran cantidad de pinturas en diferentes partes de la misma”, recalca Agoiz.
Según Julio Zaldívar, gerente de Tarazona Monumental, “la calidad técnica del trazo de los dibujos descubiertos y de su policromía nos permite imaginar su belleza, algo que sin duda reforzará su importancia dentro del renacimiento aragonés, y se convertirá en un reclamo para visitar Tarazona”.
También se está aprovechando para revisar los anclajes de los elementos de yeso, fijados durante la obra de consolidación del edificio en 2016, y se llevará a cabo el sellado de grietas para minimizar el impacto visual de las mismas, se restaurarán los retratos y se mejorarán los cerramientos de los vanos.
La restauración de la cúpula va a suponer un antes y un después en el devenir de este edificio por ser, junto con el patio renacentista y el Salón de Obispos, una de las piezas más destacadas del monumento.
La importancia de la cúpula de la escalera noble
Terminada la reforma renacentista de la nave mayor y el transepto de la Catedral de Nuestra Señora de la Huerta, llevada a cabo por polifacético maestro Alonso González, este comenzó la decoración del interior de la escalera del Palacio Episcopal. Se cree que, por su oficio de entallador, habría ejecutado en yeso los relieves, estatuas y demás elementos, siguiendo un diseño del pintor italiano Pietro Morone, aunque lo cierto es que esta colaboración todavía está pendiente de ser corroborada.
El promotor de la obra, el obispo Juan González de Munébrega, participaba del clima culto de la Corte. Era servidor del rey en su Consejo y poco después serviría como ayudante del Inquisidor General, a quien auxilió en el tribunal de Sevilla. Esto justifica que la decoración de esta escalera se convirtiese en una exaltación a la Monarquía Católica. Pero el prelado turiasonense consiguió ir más allá de este mensaje, desplegando un mensaje de gran interés.
Se trata de un programa innovador que pone en relación ciertas figuras mitológicas entre sí y con el emperador, convirtiéndose en un referente a la hora de profundizar en la interpretación de representaciones de este tipo. La decoración queda definida en dos planos: un primer plano que podemos calificar de real y un segundo plano ideal – mitológico que puestos en relación equiparan al futuro Felipe II con la descendencia de Júpiter. El plano de la realidad se corresponde con el de las pinturas murales alojadas en el tambor, que representan a Carlos V, Felipe II, el emblema de la monarquía y el imperio cristiano universal, y al propio comitente, el obispo Munébrega. Y el plano ideal es el de las estatuas de las mujeres objeto de los amoríos de Júpiter, con las que engendró a seres divinos o semidivinos. Un conjunto de imágenes que se identifican y relacionan entre sí por primera vez en esta cúpula turiasonense. Esta obra, además de permitir identificar las imágenes que componen su programa mitológico, ha permitido identificar los grabados que son transposiciones de algunas de ellas y corregir la denominación de las estampas originarias, lo cual reviste una enorme importancia.
El Palacio Episcopal de Tarazona y su conservación
Se trata de uno de los principales monumentos de la ciudad y una de las construcciones civiles más singulares de su género en el conjunto de Aragón. Antigua zuda musulmana y posteriormente castillo cristino (de ahí sus pervivencias como bastión defensivo), pasó a ser residencia de los obispos de Tarazona a finales del s. XIV, adquiriendo su apariencia actual en el siglo XVI con un conjunto de reformas renacentistas que lo hacen único. Sus ampliaciones continuaron en el Barroco, época a la que pertenecen sus singulares calabozos episcopales.
Desde el año 2008 la Fundación Tarazona Monumental trabaja en la rehabilitación y restauración del inmueble y los bienes que atesora, y le procura un mantenimiento a través de la gestión turística. Son muchas las inversiones realizadas por el momento, entre las que destacan la obra estructural cofinanciada con el Ministerio de Fomento, la restauración del patio renacentista o la incorporación de nuevos espacios visitables. Otras iniciativas encaminadas a su puesta en valor y conservación han sido su declaración Bien de Interés Cultural en el año 2020 o la redacción de inventarios, planes de gestión y autoprotección. Todo ello siempre en estrecha colaboración del Obispado de Tarazona, en calidad de propietario, así como del resto de instituciones que conforman el patronato de la fundación: Gobierno de Aragón, Diputación Provincial de Zaragoza, Excmo. Ayuntamiento y Cabildo Catedral.