La bendición de ramos y la misa en Tarazona inician la Semana Santa

Marta Latorre
13 de abril de 2025
El Domingo de Ramos ha comenzado esta mañana con la bendición de los ramos de olivo y de las palmas que niños y mayores portaban por parte del obispo de la Diócesis de Tarazona, Mons. Vicente Rebollo, en la parroquia de San Francisco de Tarazona, dando así comienzo a la Semana Santa.
Tras la bendición, ha tenido lugar la procesión con la cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén y de los fieles con sus ramos de olivo y palmas, presidida por el obispo de Tarazona, acompañado por el vicario general, don Javier Bernal. También ha tomado parte el alcalde de la ciudad, Tono Jaray.

Después de recorrer algunas calles de la localidad, la procesión ha entrado en una repleta S.I. Catedral para la misa de Domingo de Ramos. El Coro de la Catedral ha sido el encargado de interpretar los cantos que se han escuchado durante la celebración.

DESCUBRIR LA REALIDAD DE NUESTRA FE

En su homilía, Mons. Vicente Rebollo ha invitado a los presentes a participar activamente en estos días de Semana Santa, porque «la participación nos enriquece» en unos días con una rica liturgia y en los que «vamos a contemplar cómo nuestro pecado  es clavado en la cruz, cómo nuestra condición de pecadores queda sepultada en el sepulcro y cómo recobramos la dignidad de ser hijos de Dios».

«Se trata de que cada día de esta semana que hoy comenzamos, vayamos descubriendo la realidad de nuestra fe. Hoy, Domingo de Ramos, debemos de prepararnos con las actitudes que desarrollaremos en estos días y os invito también a que acompañemos a Jesús, pero desde el interior, con nuestros sentimientos, intentando identificarnos con los sentimientos de Cristo para que quedemos renovados desde nuestro corazón».

«Para Dios nuestros dolores, nuestras debilidades no son algo ajeno pues Él ha pasado por ello también. Él ha sufrido. Él ha soportado nuestros sufrimientos para que nosotros descubramos cómo es Dios, para que nos demos cuenta de que no es un mero espectador de nuestra vida», ha continuado y ha proseguido asegurando que este sufrimiento no sería «suficiente si no existiese la Resurrección, si no la celebráramos. En ese momento, ya no vemos a Cristo como el que padece con nosotros, sino que lo percibimos como el que nos recibe y el que nos anuncia que en esta vida nuestra hay momentos felices, pero otros no tanto. La Resurrección es el triunfo de Cristo y también el nuestro».

Don Vicente ha finalizado haciendo una invitación más: «Dejémonos querer por el Señor y metámonos lo máximo posible en sus sentimientos para que nuestra fe se fortalezca y se renueve. Dejémonos transformar por Él».

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