Los pasados días del 14 al 18 de febrero, se celebró el Roma el Jubileo de la Cultura y de los artistas. Previamente, las universidades Gregoriana y de la Santa Cruz organizaron un pequeño pero intenso Congreso sobre “el edificio de culto y los artistas” al que tuve la oportunidad de asistir. Se trató de un acontecimiento especial conmemorativo de los 25 años el primer jubileo de los artistas. Estuvo dividido en dos partes: el primer día, se hizo balance de la arquitectura de las iglesias de las últimas décadas, y el segundo día, una prospectiva sobre el espacio de la liturgia, la sacralidad y las imágenes de la devoción popular en futuro eclesial más cercano, terminando con una mesa redonda sobre cómo evangelizar con el arte en el mundo contemporáneo.
El jubileo, para los participantes españoles, comenzó con una eucaristía presidida por don Alfonso Carrasco, obispo de Lugo y presidente de la Comisión Episcopal de Educación y Cultura, y una cena fraterna en la casa San Juan de Ávila de Roma. Para el día 15, teníamos prevista la audiencia con el Papa Francisco, que no pudo realizarse por la hospitalización del pontífice; la visita a la Basílica de Santa María la Mayor y un encuentro de los participantes en la iglesia Nacional de Montserrat. El domingo por la mañana estuvo centrado en la Basílica de San Pedro del Vaticano: comenzamos con la eucaristía presidida por el cardenal prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, D. José Tolentino de Mendonça; por la noche vivimos una visita espectacular a la basílica de San Pedro ambientada para la oración: tuvimos oportunidad de contemplar a la Pietá de Miguel Ángel ambientada con una preciosa canción dedicada a la Virgen, de escuchar un solitario violonchelo resonando en la cúpula central, y de orar en silencio contemplativo ante el altar de la Cátedra de San Pedro, al lado del propio cardenal Tolentino
El último día del Jubileo, fuimos recibidos en la Embajada de España ante la Santa Sede por la embajadora doña Isabel Celaá, que nos mostró las diferentes estancias del edificio. Finalmente, en la iglesia Nacional de Montserrat, tuvimos la eucaristía y un encuentro en el que intentamos programar las actividades que desde la comisión Episcopal se podrían realizar con y desde los artistas, para conseguir que nuestro patrimonio artístico sea evangelizador para nuestra sociedad.
El balance de estas jornadas ha sido totalmente positivo: a nivel espiritual, en las eucaristías vividas tanto en San Pedro como en Montserrat y especialmente en la Noche en Blanco de la basílica de San Pedro; a nivel pastoral, por el mutuo conocimiento que tuvimos los participantes entre pintores, escultores, músicos, poetas, arquitectos y teólogos del arte; a nivel programático, porque pudimos evidenciar la viveza de los artistas españoles asistentes y su empatía con la Iglesia para continuar estos encuentros en el plano nacional; a nivel personal, ha supuesto un enriquecimiento en todos los sentidos, y ha suscitado la energía y la esperanza de reavivar la evangelización de los alejados y ausentes, a través de la fuerza emocional del arte, la cultura y el patrimonio.
Bernardino Lumbreras Artigas
Delegado Episcopal de enseñanza de Zaragoza