Cada año en el mes de enero la Iglesia nos convoca, durante ocho días, a orar por una intención común: la unidad de los cristianos. En pocas ocasiones se da una circunstancia como esta, lo que pone en evidencia la importancia que tiene para la Iglesia el que “todos sean uno” (Cfr. Jn 17,22) conforme a la voluntad misma de Cristo. Tradicionalmente, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos se celebra del 18 al 25 de enero, día de la fiesta litúrgica de la Conversión del Apóstol San Pablo.
Estamos ante un tema eclesial de trascendental importancia. El diálogo interreligioso (entre distintas religiones) y el ecuménico (entre confesiones cristianas) pueden aportar mucha luz en la construcción de nuestra sociedad, que en muchas ocasiones intenta organizarse excluyendo a Dios en su horizonte. Sabemos que la ausencia de Dios, termina siempre afectando a la dignidad misma de la persona. Esta apertura al diálogo no es tan solo una reflexión teórica que traemos ahora a colación por que en esta semana toca hablar de unidad entre los cristianos. No, debe ir mucho más allá. Debe surgir de una convicción profunda en el corazón de los católicos, que nos mueva a compartir con sinceridad con otros creyentes el anhelo que hay en el corazón de toda persona de encontrarse con Dios y de saber presentarlo a la sociedad de hoy, proclamando juntos las grandezas del Señor. En palabras del papa Francisco: “La inmensa multitud que no ha acogido el anuncio de Jesucristo no puede dejarnos indiferentes. Por lo tanto, el empeño por una unidad (de los cristianos) que facilite la acogida de Jesucristo deja de ser mera diplomacia o cumplimiento forzado, para convertirse en un camino ineludible de la evangelización. (…) ¡Son tantas y tan valiosas las cosas que nos unen!”. (Francisco, Evangelii Gaudium 246).
El lema de este año para semana de oración por la unidad de los cristianos, son las palabras de los Magos preguntando por el nacimiento del Rey de los judíos: “Hemos visto la estrella y venimos a adorarlo” (Mt 2, 2). Este fragmento de la escritura viene a dar al Octavario una motivación que nos devuelve a la razón de ser de la Iglesia, anunciar el mensaje de salvación universal que el Resucitado confió a los apóstoles: «Id, pues, y haced discípulos a los habitantes de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo os he mandado» (Mt 28, 19-20a). Y hacerlo juntos.
En nuestra diócesis, la Delegación de Ecumenismo, en colaboración con otras Iglesias cristianas, ha cuidado con esmero la preparación de esta semana, con diversos actos que seguro nos ayudan a vivir con intensidad estas jornadas y a compartir nuestra oración pidiendo al Padre el don de la unidad. Os invito pues a vivir con intensidad esta Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.