«A través de los montes se abren camino las aguas», dice el décimo versículo del Salmo 104. Esta mañana, cuando revisamos el horario, una frase ocupa todo el día: «Programa cultural Valle de Sobreira». ¿Qué querrá decir?
Comenzamos el día con lo más importante. ¡Qué gozada compartir la Santa Misa para salir alimentados con la Palabra y la Presencia ya desde el punto de la mañana! Cantamos juntos al Señor y a la gran familia que es su Iglesia. Esta tónica no va a abandonarnos ya durante la jornada.
Inmediatamente después, i una nueva aventura. Excursión «a través de los montes». Bosque. Risas. Naturaleza. Y llegamos al Valle de Sobreira. ¿»Programa cultural»? Enseguida comprendemos que, sin ninguna duda, vamos a cultivarnos. Primero, descubrimos la gastronomía de la tierra.
Cafecico, helado y a reflexionar. Después de un momento de descanso, nos juntamos por edades para compartir el discurrir de nuestra experiencia: ¿Cuáles son nuestras expectativas?, ¿como nos han acogido? y ¿qué momento destacamos de lo vivido hasta ahora?.
La sorpresa llega en el momento en que varias mujeres de la zona se nos unen con la intención de compartir su cultura con nosotros, porque «se abren camino las aguas». Crecemos juntos porque esa es la gran riqueza de los pueblos. Compartiendo, en este caso, la música de la tierra con el arte del trenzado artesanal.
La paz del Valle no sería la misma sin estos raticos en los que la piscina también tiene cabida. Incluso, las cartas y las guitarras. También aprovechamos para decorar unos carteles de agradecimiento a nuestros voluntarios.
Es precioso terminar el día bailando todos juntos el «dance» de la tierra. Así, compartimos un último momento regional de alegría y movimiento entre lugareños, voluntarios y peregrinos. Porque en el valle discurre la cultura de Sobreira, el agua de la vida que nos permite cultivarnos «a través de los montes».