“El Evangelio de la familia. Alegría para el mundo”. Bajo este lema, Dublín acogió entre los pasados 21 y 26 de agosto el noveno Encuentro Mundial de las Familias (EMF), en el que papa Francisco –presente las dos últimas jornadas– reivindicó la familia como esperanza de la Iglesia y del mundo. Ante cerca de medio millón de peregrinos, el Pontífice destacó las dificultades que existen en las sociedades modernas para mantener unido el vínculo familiar, por lo que pidió considerar a la familia como célula básica de la sociedad.
En un viaje marcado por el escándalo de los abusos, el Papa pidió perdón a los irlandeses y a los católicos de los cinco continentes, recalcando el mensaje dirigido unos días antes a todo el pueblo de Dios a través de la carta que reproducimos en las páginas 6 y 7 de este semanario. Siempre con las víctimas presentes, tanto en sus discursos como en sus oraciones, Francisco presentó el matrimonio no como “una simple institución”, sino como una “vocación” que debe ser cuidada y protegida.
“Con vuestro testimonio del Evangelio –dijo directamente Francisco a los padres y a los más pequeños– podéis ayudar a Dios a realizar su sueño, contribuir a acercar a todos los hijos de Dios para que crezcan en la unidad y aprendan qué significa vivir en paz como una gran familia”. Para ello, animó a rezar juntos en el hogar, a hablar de “cosas buenas y santas”, a celebrar las fiestas cristianas y a vivir “en profunda solidaridad con cuantos sufren y están al margen de la sociedad”.
La familia, escuela de virtudes
Además, el obispo de Roma presentó la familia como escuela de virtudes y de transmisión de la fe, “a través del sereno y cotidiano ejemplo de los padres que aman al Señor y confían en su palabra”. Porque ahí, en la Iglesia doméstica, “los hijos aprenden el significado de la fidelidad, de la honestidad y del sacrificio. Ven cómo mamá y papá se comportan entre ellos, cómo se cuidan el uno al otro y a los demás, cómo aman a Dios y a la Iglesia”.
De esta manera, enfatizó Francisco, “los hijos pueden respirar el aire fresco del Evangelio y aprender a comprender, juzgar y actuar en modo coherente con la fe que han heredado. La fe se transmite alrededor de la mesa doméstica, en la conversación ordinaria, a través del lenguaje que solo el amor perseverante sabe hablar”.
El encuentro, que celebrará su próxima edición en el año 2021 en Roma, ensalzó también la figura de los abuelos, icono de las “raíces profundas” del amor. “Que los niños hablen con ellos”, pidió el Papa, al tiempo que agradeció a Dios el don de la fe y la gracia del matrimonio cristiano, que permite descubrir el valor del perdón y la misericordia.
En concreto, Francisco apuntó que “el perdón es un regalo especial de Dios que cura nuestras heridas y nos acerca a los demás y a él. Gestos pequeños y sencillos de perdón, renovados cada día, son la base sobre la que se construye una sólida vida familiar cristiana”. Entender que Dios siempre perdona ayuda a apreciar la grandeza de la enseñanza de Jesús sobre la fidelidad en el matrimonio.
Presencia de María
Consciente de los vientos y tempestades que pueden azotar la existencia, y ante la llamada de todo ser humano al sublime destino de la vida eterna, el papa Francisco aconsejó apoyarse en María: “Dejad que nuestra Madre entre en la vida familiar. María es también Madre de la Iglesia, y a ella le confiamos hoy el camino del Pueblo fiel de Dios en esta Isla esmeralda”.
El sucesor de Pedro pidió la intercesión de María “para que las familias encuentren apoyo en sus esfuerzos por difundir el Reino de Cristo” y por ocuparse de quienes más lo necesitan.