El Museo Diocesano Barbastro- Monzón expone hasta mediados de noviembre una treintena de obras de la pintora madrileña Isabel Guerra, religiosa cisterciense que ingresó hace 50 años en el monasterio zaragozano de Santa Lucía. La muestra, bajo el título Evo-Luz-Ión, repasa los últimos 30 años de creación de esta artista y abarca desde fotografías a lienzos, con técnicas de pintura digital, oleos sobre tabla, pastel, impresión sobre papel…. Una vida entregada al arte y un alegato en su defensa: «Vamos a ver si entre todos hacemos que en España resurja el amor al arte, a las artes plásticas, concretamente a la pintura. Esto es imprescindible porque sin arte no puede haber una sociedad que mantenga el espíritu. Sin espíritu no hay persona y sin personas nos podemos convertir en la barbarie que destruye a nuestro país«, repitió en la inauguración de la muestra, ante numerosas autoridades, amigos del Museo y público.
En su discurso, reivindicativo y vital, la conocida como pintora de la luz compartió las ideas que le «bullen en la cabeza y, con la ayuda de Dios, quiero realizar». Entre ellas, una exposición en su Madrid natal «que responda a las expectativas. Se lo debo Madrid y a mi propia forma de hacer durante tantos años». Mostró además su preocupación porque «los jóvenes no conocen lo que son las exposiciones» y reclamó «un nuevo renacimiento. Hay que tener el ideal de hacer obra de excelencia. De dejar lo mejor de nuestras personas, sea de una manera o de otra«.
El obispo, Ángel Pérez, agradeció la generosidad de la artista, alabó su capacidad de hacer «sublime lo ordinario» y le pidió que fuera «musa y madrina de honor del Museo», regalándole una clave de sol, símbolo de la reestructuración diocesana. «La creación artística de Isabel Guerra es uno de los máximos exponentes de la nueva evangelización. Capta la huella de Dios en las cosas más cotidianas; en una vajilla, en un atardecer, en una joven. Esta muestra es un canto a la vida, una cascada de júbilo», añadió.
Don Ángel recordó que el obispo emérito, Alfonso Milián -fallecido en noviembre pasado-, y el arzobispo emérito de Zaragoza, Vicente Jiménez. fueron los impulsores de la exposición. Así, el retrato de Milián, junto a los de sus predecesores Ambrosio Echebarría y Juan José Omella, abren en la primera planta del Museo la muestra que es, al tiempo, homenaje a don Alfonso.
La exposición temporal más importante de la historia del Museo
«Es la exposición temporal más importante de la historia de este Museo», subrayó su director, Ángel Noguero. El delegado de Patrimonio diocesano explicó también el título de la exposición: Evo-Luz-Ión. En una palabra, que son tres, hemos querido expresar cómo entendemos su obra. Al protagonismo, central, de la luz, se unen dos conceptos. Por un lado, el de la duración de las cosas eternas, el evo, que acerca a la trascendencia presente en su producción artística y que, al tiempo, como el arte, está llamado a perdurar en su esencia a lo largo del tiempo. Por otro lado el ión, los iones, «las cargas eléctricas en permanente movimiento y mutación, en eterna transformación. Una evolución que se expande, que nos ilumina y perdura».
También la diputada de Cultura de la Diputación Provincial de Huesca agradeció a la artista la cesión temporal de las obras y reiteró el compromiso de la institución con el Museo. «Este Museo tiene un calendario expositivo de primer nivel, esta muestra no va a ser una más. Nos da cuenta de la importancia de este espacio y de la que va tomando dentro del entramado nacional«, afirmó Maribel de Pablo.