Huesca se mantiene fiel a la tradición vicentina

Miguel Barluenga
24 de enero de 2022

La diócesis de Huesca celebró el pasado el sábado 22 de enero la fiesta de san Vicente Mártir, copatrón de la ciudad. Este año la misa pontifical se trasladó a la catedral y estuvo presidida por el obispo de Huesca, don Julián Ruiz Martorell. Esta celebración la acogen en años alternos la iglesia de san Vicente el Real y el convento de la Asunción y participa el cabildo de la catedral. Esta vez se determinó una nueva ubicación debido a la actual situación sanitaria, con el objeto de que no hubiese problemas de espacio puesto que este año debería haber tenido lugar en la capilla del convento de la Asunción, de pequeñas dimensiones. Se emitió además en directo a través de Altoaragón Televisión.

También hubo cultos en la iglesia de san Vicente el Real, con un triduo los días 19, 20 y 21 a las 18.00 h. con Rosario y Preces al Santo y a las 18.30 h. eucaristía. Este año se desarrollaron visitas guiadas tanto el sábado como el domingo por los tres espacios vicentinos de la capital oscense: iglesias de san Vicente el Real y san Pedro el Viejo y convento de la Asunción. Fueron gratuitas y estaban organizadas por la Asociación Ciudad Vicentina y la Oficina de Turismo del Ayuntamiento de Huesca.

Asistió a la misa pontifical una representación de la corporación municipal encabezada por el alcalde, Luis Felipe, y por el concejal de Fiestas del Ayuntamiento de Huesca, Ramón Lasaosa, además de miembros de otras formaciones con representación en el consistorio. Asimismo, al final de la eucaristía tuvo lugar el tradicional reparto de naranjas bendecidas. Concelebraron con el obispo el vicario general de la diócesis, don Nicolás López, y el deán de la catedral, don Juan Carlos Barón.

Durante su homilía, don Julián Ruiz Martorell destacó tres aspectos de la vida del copatrón de la ciudad: “El triunfo de la fe, el testimonio de la esperanza y la victoria del amor”. En primer lugar, “la fe es como una luz, no es una sucesión de acontecimientos tenebrosos”, y “es urgente recuperar el carácter luminoso de la fe”, señaló en referencia a las palabras del Papa Francisco en su encíclica ‘Lumen Fidei’. Porque “una luz tan potente no puede provenir de nosotros mismos, sino del Dios vivo que nos llama y nos revela su amor”.

La fe “no solo mira a Jesús, sino que mira desde el punto de vista de Jesús, es una participación en su modo de ver”. Y san Vicente “supo mirar con los ojos de Jesús y participar en este modo de ser. Vivió su condición de diácono sirviendo a los más necesitados y su experiencia de mártir dando testimonio de la luz de la fe”. El testimonio de la esperanza señala que Jesucristo “es la luz por autonomía y la que brilla sobre las tinieblas de la historia. Para llegar a Él necesitamos personas y san Vicente es una luz de esperanza para nuestra fragilidad y debilidad”.

La victoria del amor sobre la muerte indica que la muerte del mártir no fue inútil y nos enseña a “defender la vida desde su inicio hasta su ocaso natural, y es un don que hay que respetar, custodiar y acompañar siempre». Los agentes sanitarios son “servidores de la vida» en estos tiempos de pandemia.

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