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«Habrá que hacer más cosas para que se conozca mejor lo que supone la catedral»

Marta Latorre
30 de octubre de 2019

Próximamente se cumplirá un mes desde que el obispo de Tarazona, Mons. Eusebio Hernández Sola, nombrara a  Ignacio Tomás Cánovas, deán presidente de la S.I Catedral de Tarazona, confirmando la elección realizada por los miembros del Cabildo catedralicio. A punto de incorporarse al puesto, tras permanecer durante tres años en Roma, publicamos esta entrevista con él.

– ¿Qué supone para usted este nuevo cargo?
Pues es una responsabilidad que en absoluto esperaba, pero debido a la repentina muerte de D. José María Cerralbo, el Cabildo se reunió a finales de septiembre, puesto que es este órgano el que vota para elegir deán, y cual fue mi sorpresa que todos los capitulares me votaron y, después, el Sr. Obispo aceptó la votación. Es una responsabilidad nueva que iremos descubriendo, no solamente el deán sino todo el Cabildo, puesto que es un órgano colegial. Habrá que tomar decisiones sobre cómo orientar la Catedral, cómo seguir trabajando en ella, cómo lograr su restauración total…

-Todo un reto entonces ¿no?
Si, sobre todo por lo que supone hoy en día la Catedral. Hay que compaginar, por un lado, todo el tema de las visitas turísticas, el interés de grupos, de coros… por venir a la Catedral, más luego lo que supone en sí misma como Iglesia del obispo, donde se celebra la misa y tienen lugar los grandes días del año litúrgico. Es decir, supone un conglomerado de trabajos y preocupaciones muy distintas.

-La muerte de D. José María Cerralbo fue algo totalmente inesperado lo que, supongo, ha hecho que la transición sea un poco más complicada.

Bueno, está claro que una muerte repentina dificulta todo un poco, porque si te jubilas dejas todo al día y en orden. Y todo al día y en orden está, pero claro surgen problemas cotidianos sobre, por ejemplo, dónde están las cosas o qué proyectos se habían tratado con D. José María. Esto supone que hay que ir descubriendo poco a poco las cosas pendientes.

– ¿Qué destacaría de la labor realizada por D. José María como deán?
Como se ha dicho tras su muerte, era un hombre muy trabajador, que se tomaba muy en serio sus responsabilidades y que tuvo mucho interés en la Catedral, no sólo en estos dos mandatos en los que estuvo como deán, sino incluso siendo canónigo desde la época de D. Carmelo Borobia. Además, como ecónomo de la diócesis tuvo siempre una gran preocupación por llevar adelante la restauración de la Catedral. Hay que recordar que cuando llega D. Carmelo Borobia a la diócesis como obispo en 1996, la Catedral está en un impasse en el que no se sabe hacia donde se va a dirigir la restauración. D. Carmelo, que tenía grandes ideas sobre lo que era la rehabilitación del templo, contó con D. José María como su “brazo derecho” para realizar todo tipo de gestiones con las distintas administraciones y organismos oficiales. Ya desde ese inicio el trabajo de D. José María en favor de la Catedral fue continuo hasta su muerte.

-El cargo de deán aúna muchas responsabilidades de la Catedral, como arte o patrimonio pero también todo lo concerniente al culto.  ¿De qué forma se puede implicar más a la comunidad diocesana en la vida de la Catedral?
Este es un reto que siempre se ha planteado. El Cabildo desde que se inauguró la Catedral se ha preguntado cómo hacer, por ejemplo, que una vez al año ciertas parroquias pudieran venir a la Catedral y celebrar una misa con el obispo, con el Cabildo. Se han barajado distintas posibilidades.  Pero nos encontramos en una ciudad pequeña, en la que contamos con la Catedral, pero también con varias parroquias con su propia vida pastoral. Sin embargo, cuando hay una reunión para toda la ciudad, como una charla formativa que se hace una vez al mes, o los actos relevantes como el Día del Domund, del Seminario… todos esos actos se llevan a cabo en este templo. Y esto son actividades pastorales de la Catedral. Pero habrá que hacer más cosas para mayor conocimiento de lo que una catedral supone para la vida pastoral y también litúrgica de la diócesis. Y, por otro, no podemos olvidar que las visitas turísticas a la Catedral son fundamentales para su mantenimiento. Al fin y al cabo estas visitas benefician a toda la ciudad, es un motor económico. Se intenta, por tanto, compaginar los dos aspectos.

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