Fernando Lozano es diácono permanente de la Archidiócesis de Zaragoza y ha participado en el Congreso de Vocaciones organizado por la Conferencia Episcopal en Madrid del 7 al 9 de febrero. Este es su testimonio:
De este Congreso me quedo con la fuerza y el ánimo que recibe uno al ver a tanta gente de Dios remando en la misma dirección. Es alentador ver a monjes, religiosas, sacerdotes, obispos, diáconos, laicos verdaderamente comprometidos, unidos todos con el mismo objetivo. Y todos con una sonrisa en la boca en todo momento.
Escuchar las enseñanzas (talleres) y sobre todo los testimonios que nos presentaron fue edificador e instructivo, una verdadera sabiduría para el creyente
El taller que más me impactó fue el de vocación profética. En él nos recordaron que la misión profética es anunciar allí donde no nos escuchan, allí donde no me oyen. Que la misión no es que se conviertan las personas, sino anunciar, encarnar la palabra. La misión se reconoce precisamente en los momentos más difíciles, cuanto más duro se nos hace, allí es donde está el corazón de la misión.
Comentario aparte merecen los voluntarios que con su llamativo polo amarillo, nos facilitaron todo, siempre amables y dispuestos a ayudar. Un aplauso para ellos.
El ambiente de hermandad con la gente de la diócesis que viajamos juntos fue muy positivo.
En suma, el congreso ha supuesto para mí una recarga espiritual de primer orden, un chute de gracia que nos empuja, anima y ayuda a perseverar en nuestra lucha diaria. Ahora toca llevarlo a nuestros entornos.
Muestra de lo vital que ha sido para mí, es que al día siguiente no paraba de recordar todo aquello. ¡Lo echaba de menos!