Como miembro de Acción Católica General (ACG), pertenezco a la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC), asociación pública de fieles cuyo fin es la formación y promoción de la mujer en la Iglesia y en la sociedad, reflexionando sobre los grandes problemas que afectan a todos, pero que inciden especialmente en la vida de las mujeres.
Cada cuatro años se celebra Asamblea General, esta vez en Dakar (Senegal), y se ha trabajado sobre el lema que ha sido Mujeres de UMOFC, portadoras de agua viva a un mundo sediento de paz, basado en el pasaje de la Samaritana, analizando desde el VER, JUZGAR y ACTUAR cómo debe ser nuestra acción en el mundo para que llegue a todos ese Manantial de Agua Viva que es Cristo Jesús. Los textos del Papa Francisco han estado muy presentes en nuestras reflexiones. También nos han ayudado siete mujeres extraordinarias: Linda Ghisoni, por la Santa Sede; Zahara Iyane por Senegal; Anne Terese Gallegher por Asia-Pacífico; Donna Orsuto por Estados Unidos; Isabel Recabarren por América Latina y el Caribe; María Teresa Compte Grau por Europa y Terese Samake por África. Las siete con sus exposiciones nos ayudaron a descubrir a quien llevar el agua viva, que somos llamadas a despertar la sed de esa agua viva, a despertar la verdadera fe, porque el encuentro personal con Jesús de Nazareth es la clave. Somos llamadas a recuperar la relación del mundo con Dios, a recuperar la lógica del don, de la gratuidad.
No a la individualidad, si a la complementariedad.
Surge también la reflexión sobre las nuevas esclavitudes, sobre todo con las mujeres cuyo cuerpo es considerado mercancía que se compra y se vende para la explotación sexual o como vientre de alquiler, y otras situaciones que vulneran su dignidad de hija de Dios.
En la segunda parte de la Asamblea se aprobaron los temas a trabajar durante los próximos cuatro años que son:
- Trabajar para conseguir un planeta saludable
- Cuidar a la familia como célula fundamental de la sociedad y a sus miembros más vulnerables
- Eliminar la discriminación y la violencia contra la mujer
- Educarnos para responder al llamado a la santidad.
Por último, se realizó la renovación del Consejo y la elección de la nueva presidenta.
La Eucaristía final reunió a unas cuatro mil personas en el santuario de Popenguine, la mayor parte mujeres, que destacaron por el colorido de sus vestidos y la alegría y el ritmo de sus canciones.
Dentro de estas reuniones tan densas, siempre hay un momento para el relax. Esta vez la visita a la isla de Goree, lugar donde retenían a los esclavos capturados hasta su envío a América. Fue terrible visitar aquellas celdas oscuras donde quedaban hacinados en condiciones infrahumanas, encadenados y sin siquiera poder sentarse hasta ser embarcados con destino a América. Por suerte aquella clase de esclavitud terminó, pero por desgracia hay otras esclavitudes tan terribles como esa.
Que Dios nos perdone por el daño que hacemos a nuestros semejantes.
Como quedaba mucho tiempo para coger el avión de regreso, algunas españolas nos fuimos a visitar un proyecto financiado por Manos Unidas. Se trata de acoger niñas analfabetas, tanto católicas como musulmanas. La hermana Regina les enseña a leer, escribir y hacer cuentas durante tres años. A continuación, aprenden a coser y bordar a mano; hacen verdaderas maravillas en bolsos, carteras, monederos, collares… pero en especial estolas y casullas para sacerdotes. Otro grupo aprende cocina y restauración. El objetivo es que estas niñas lleguen a ser independientes y puedan ganarse la vida con sus propias manos. Es una labor extraordinaria la de esta dinámica religiosa con el apoyo de Manos Unidas
Han sido nueve días verdaderamente ricos. Ricos por los temas tratados; ricos por las experiencias vividas; ricos por la convivencia con mujeres de todo el mundo; rico por el grupo de mujeres de España que asistimos a esta Asamblea y rico porque lo considero un regalo de Dios.