Alrededor de 170 personas participaron el domingo de Pentecostés en el Encuentro diocesano de Laicos, convocados por la delegación diocesana de Apostolado Seglar. Su responsable, Pedro Escartín, ha valorado de forma muy positiva la respuesta e implicación de los asistentes que, a su vez, mostraron su satisfacción por el proceso de participación abierto de cara al Congreso Nacional de Laicos y por cómo se está desarrollando en la diócesis. La iglesia de san José de Barbastro acogió la jornada, que comenzó con una oración y continuó con la presentación del informe sobre las fortalezas y debilidades de la Iglesia, así como las propuestas y apoyos reflejados en el cuestionario preparatorio del Congreso en el que han trabajado medio centenar de grupos de los cuatro arciprestazgos. Partiendo de sus conclusiones, enriquecidas individualmente por los asistentes, se inició un diálogo intenso y muy enriquecedor acerca de cuál es el papel de los laicos en la iglesia actual. ¿Qué llamada hace ahora el Espíritu Santo a los laicos cristianos de la nuestra diócesis? es la pregunta a la que fueron dando variadas e interesantes respuestas.
Tras el debate, comenzó la vigilia estacional por el exterior de la iglesia, con música de fondo para propiciar la oración, y el acompañamiento de varios músicos de coros parroquiales diocesanos. Seis voluntarios, dos por cada estación, portaron la cruz que encabezó la procesión iniciada con la reflexión sobre las fortalezas y debilidades de la iglesia, continuó con la interpretación de la situación del laicado y concluyó, ya en el interior del templo, subrayando la importancia de la elección del camino hacia el futuro.
“El Señor nos está invitando a que cada uno de nosotros seamos agentes activos que logremos pasar de la iglesia de Babel a la iglesia de comunión, para que toda nuestra diócesis sea germen de comunión, unidad y armonía, si cada uno aporta lo mejor que tiene”, afirmó el obispo, Ángel Pérez, durante la eucaristía. El prelado, participó en el programa del encuentro, animó a los presentes a ser humildes y luchar contra la impaciencia, y evocó el poema de León Felipe “Voy con las riendas tensas y refrenando el vuelo/porque no es lo que importa llegar solo ni pronto/ sino con todos y a tiempo” para insistir en el trabajo conjunto de sacerdotes, religiosos y laicos.
Ángel Pérez contó los 14 sacerdotes presentes en la celebración, media docena de religiosos y los numerosos laicos para señalar que esa proporción es a la que camina la Iglesia. “Yo solo no podría; los sacerdotes solos, tampoco. Y vosotros sin los sacerdotes, sin curas santos, no podrías; necesitáis pastores”, resumió. Recordando las palabras de una feligresa en una de sus recientes visitas pastorales, animó a los presentes a ser aceite nuevo para ligar la mayonesa cortada. “En una sociedad rota, dividida, lo que hay que hacer es ponerle rasmia y echar aceite nuevo, que es la fuerza del espíritu”, concluyó.