Ella es el centro de nuestra devoción

Carlos Escribano Subías
10 de octubre de 2024

La solemnidad de Nuestra Señora del Pilar llena de alegría el corazón de los zaragozanos y de los visitantes que estos días vendrán a Zaragoza a vivir con intensidad esta fiesta tan arraigada en el corazón de Aragón, de España y de toda la Hispanidad.

Muchos, por no decir todos, iremos a “ver a la Virgen” en estos días festivos. La disfrutaremos en la misma Plaza del Pilar en la monumental de ofrenda de flores que nunca deja de admirarnos por su belleza y capacidad de convocar a tantos y tantos oferentes de muchos lugares del mundo. Y estoy convencido de que a pesar de las multitudes, intentaremos también entrar en la Basílica para rezar a nuestra Madre. 

Una cosa que siempre me ha llamado la atención es que al observar la Santa Capilla, todos los artistas que la fueron forjando a lo largo de los años, consiguieron que cuando el peregrino se sitúa frente a ella, sus ojos se vayan al Camarín, a la pequeña pero preciosísima imagen de la Virgen del Pilar. Y es lógico: ella es el centro de nuestra devoción, de nuestra “fe aragonesa”. 

Pero una mirada al resto del conjunto nos desvela una riqueza artística y teológica que, desde la discreción, está deseando desvelarse ante el devoto observador. Los medallones de mármol blanco que están presentes en los muros internos y externos de la Santa Capilla, intentan explicarnos quien es esa mujer y porque es allí venerada por todos. En ellos se nos narra la historia de la Virgen María, la Madre de Dios. Historia que de algún modo culmina con su Venida en carne mortal a Zaragoza en el año 40, según la tradición pilarista. 

Pero hay otros muchos detalles que nos muestran la profunda belleza allí contenida. Me detengo brevemente en dos, que os invito a redescubrir cuando bajéis estos días de las fiestas al Pilar: las estatuas de santos que coronan la parte superior de la Santa Capilla y los ángeles que aparecen representados en todo el monumento. 

Los primeros aparecen discretamente a los ojos del peregrino, pero representan a aquellos teólogos y pastores que defienden la presencia del Apóstol Santiago en la España romana (Vgr. San Jerónimo, San Isidoro de Sevilla o el Beato de Liébana entre otros).  El segundo son los ángeles que recrean el momento de la venida. A lo largo de todo el monumento encontramos representadas las nueve categorías de ángeles que propone la teología medieval. Algunos de ellos en la bóveda casi trasparente de la santa capilla, portan instrumentos musicales. Es una propuesta preciosa: la piadosa tradición pilarista narra que cuando María planta el Pilar, los ángeles le acompañan y se oye una música celestial. Esa representación de ángeles músicos  invita al devoto y al peregrino a revivir aquel solemne y gozoso momento junto al apóstol Santiago. Es como si hoy mismo estuviésemos reviviendo aquella invitación de nuestra Madre a perseverar en la fe y a ser hoy nosotros los portadores de la buena Noticia en este momento de la historia. 

Os deseo muy felices fiestas. Que disfrutéis con la familia y con los amigos. Y que también encontréis un momento para ir a “ver a la Virgen”, para rezarle y acogeros a su maternal protección. ¡Viva la Virgen del Pilar! ¡Felices fiestas a todos!

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