SALMO 83
Descarga aquí el pdf completo2 Señor, no te estés callado
en silencio, inmóvil, Dios mío
3 mira que tus enemigos se agitan,
y los que te odian levantan la cabeza;
4 traman planes contra tu pueblo,
se conjuran contra tus protegidos.
5 Dicen: “Vamos a aniquilarlos como nación,
que el nombre de Israel no se pronuncie más”.
6 Están de acuerdo en la conjura,
y hacen liga contra ti:
7 los beduinos idumeos, ismaelitas,
moabitas y agarenos,
8 Biblos, Amón, Amalec
los filisteos con los tirios;
9 también los asirios se aliaron con ellos
y prestaron refuerzos a los hijos de Lot.
10 Trátalos como a Madián como a Sisara,
como a Jabín, junto al torrente Quisón
11 que fueron aniquilados en Endor,
y sirvieron de estiércol para cl campo.
12 Trata a sus príncipes como al cuervo y al lobo,
a sus capitanes como a Zebá y a Salmaná,
13 que arengaban:
“Conquistemos los territorios de Dios”.
Dios mío, hazlos hojarasca,
vilanos frente al vendaval.
15 Como fuego que prende en la maleza,
como incendio que abrasa los montes,
16 persíguelos así con tu tormenta,
atérralos con tu huracán.
17 Cúbreles el rostro de ignominia,
para que busquen tu nombre, Señor;
18 abrumados de vergüenza para siempre,
perezcan derrotados;
19 y reconozcan que tú solo, Señor,
eres excelso sobre toda la tierra.
INTRODUCCIÓN
Hay en el poema un relámpago de cólera que lo recorre de arriba abajo. El vigor con que ha sido escrito nos hace pensar que no se trata simplemente de una lamentación colectiva sino que formaría parte de las «lamentaciones sálmicas» esas que, según H. Gunkel, «constituyen un grito tan desgarrador e insistente, que posiblemente no encuentra parangón en toda la literatura universal».
En el destierro de Babilonia (587 a. C) el pueblo quedó deshecho y rehecho… Deshecho políticamente de modo que, a pesar de que la comunidad se restablece en Jerusalén, sin embargo siempre fue codiciada por los pueblos vecinos al verse privada del poder militar para defenderse. Pero queda rehecho espiritualmente ya que, después de la experiencia de pobreza del Exilio, el pueblo ha aprendido a contar sólo con Dios como su roca de salvación. De esta total confianza del pueblo en Dios, a pesar de los terribles ataques de todos los enemigos confabulados contra Israel, nos habla este salmo.
REFLEXIÓN-EXPLICACIÓN DEL CONTENIDO ESNCIAL DEL SALMO
Hay algo que se hace insoportable: el silencio de Dios (v. 2).
Apelación al Dios mudo. El silencio de Dios es interpretado por el pueblo como inacción, ausencia, falta de dinamismo vital. Un Dios desconectado de la historia concreta de su pueblo en el aquí y ahora. El pueblo quiere un Dios activo: que hable, que actúe, que ejerza su poder salvador manifestado en otros tiempos. Y así rompiendo su silencio, podrá expresar eficazmente el amor a su pueblo. «Por amor de Sión no callaré, por amor a Jerusalén no descansaré hasta que su liberación brille como luz y la salvación llamee como antorcha» (Is 62,1).
La Encarnación fue para nosotros un gigantesco acto de amor. Dios rompió su silencio y nos entregó su Palabra última y definitiva.
Exposición de la situación vv. 3-9
Necesitamos a un Dios que mire, que nos mire, que no se desentienda de nosotros. (v. 3).
«Mira». Se llama la atención sobre el peligro que se cierne. Parece
que Dios no se entera o está ocupado en otras cosas menos importantes. El poeta observa el contraste entre el bullicio y la agitación de los pueblos ocupantes y el aparente silencio de Dios. Y es que entonces como ahora el mal tiene prisa, se mueve, hace mucho ruido, mientras que el bien obra en silencio y espera su momento con una inmensa paz. El gesto de levantar la cabeza es un signo de insolencia, de rebeldía y de soberbia.
Los enemigos tienen sus planes perversos contra el pueblo. Y Dios, ¿Cuándo va a actuar? (v.4-5).
Los enemigos no improvisan. Tienen un plan bien tramado contra el pueblo de Dios. Han dedicado mucho tiempo para prepararlo. El pueblo de Dios son los elegidos de Dios, los protegidos de Dios, el tesoro más precioso que Dios tiene. Ir contra el pueblo de Dios es ir contra el mismo Dios y ahí radica toda su malicia. Eso es verdad, pero el pueblo no entiende la demora en actuar. Quisiera que actuara ¡ya!
Los enemigos se atreven a decir: ¡Vamos a aniquilarlos como Nación! Esto suena a declaración de guerra. Aniquilar a Israel para que su nombre sea borrado de los anales de la historia supone una destrucción total del pueblo de Dios con su pasado, su presente y su futuro. Los enemigos, en ese torbellino de aniquilación y destrucción, quieren llevarse por delante al mismo Dios. ¡Osada pretensión!
Todos se ponen de acuerdo frente a un enemigo común (v. 6.).
En su ataque contra Dios se ponen todos de acuerdo, incluso los pueblos que están peleando entre sí. Hoy como ayer hay muchas personas y pueblos que sólo se ponen de acuerdo frente a un enemigo común. La escena de Pilatos y Herodes se repite.
A partir de ahora, en los versículos 7-9, comienza a enumerar pueblos de la coalición. Se hace una lista artificial de diez enemigos. Es el conjunto de los pueblos que tradicionalmente han atacado a Israel, añadiendo algunas etnias árabes para redondear la lista. Lo cual significa que no se pretende dar una enumeración
histórica sino mostrar una situación de extremo peligro
Si tenemos en cuenta el gusto literario de querer señalar el último término de una enumeración, habrá que decir que se está apuntando un enemigo concreto: Asiria, el temible imperio de Nínive que acabó con el país del Norte en el año 721.
San Agustín, comentando este salmo, pretende buscar el signifido de algunos de estos pueblos: Idumeos significa sanguinarios. Ismaelitas los que se obedecen a sí mismos y no a Dios. Agarenos son los prosélitos, es decir los advenedizos, Gebal significa valle llano, es decir, falsamente humilde. Amón pueblo turbulento, o
pueblo apesadumbrado. Alienígenas extranjeros, y por tanto, enemigos. El nombre de Tiro se traduce por angustia o tribulación.
Petición contra los enemigos: vv. 10-19
Lo que espera el pueblo es una acción salvadora de Dios, de hecho, en el poema todo se reduce a una serie de imprecaciones contra los enemigos.
El pueblo pide a Dios que intervenga como lo ha hecho en otras ocasiones contra los enemigos. (v.10-11)
«Trátalos como a Madián, como a Sísara, como a Jabín junto al torrente Quisón» Los madianitas son los enemigos del tiempo de Gedeón, por lo cual la mención a Madián parece desplazada, a no ser que se anteponga con valor programático, como puede sugerir Is 9,3: «Porque como hiciste el día de Madián, has roto el yugo que pesaba sobre ellos, la vara que castigaba sus espaldas, el bastón opresor que los hería». El recuerdo de Sísara y Quisón está vivo en el relato en prosa y en el poema de Jue 4 y 5 (Así opina el P. Alonso Schókel).
«Que fueron aniquilados en Endor, y sirvieron de estiércol para el campo»
Alude a los cadáveres destinados a la terrible maldición de verse privados de sepultura. Se refiere a 2Re 9,37: aludiendo al cadaver de Jezabel: «Su cadáver será como estiércol sobre el campo, hasta el punto que nadie podrá reconocerla». No puede darse mayor castigo: su cadáver se convierte en polvo contaminado.
Osadía de los enemigos: aniquilar el señorío de Yavé (v. 13).
Lo que pretenden estas fuerzas extranjeras es adueñarse de los dones de Dios, de sus territorios y aniquilar el señorío de Yavé, destruir su país y hacer que perezca el pueblo. Algunos traducen «los territorios de Dios» por las vegas de Dios. Y vega es la tierra regada, la tierra fecunda, la tierra mimada por Dios. Esas vegas tan queridas por Dios, se las quieren arrebatar.
Lo que el pueblo pide es que Dios actúe y aniquile a los enemigos (v.14-16).
Yavé debe hacer su aparición como guerrero y como juez. Los
enemigos han de convertirse en abrojos. Es una planta silvestre, de la familia de la alcachofa y que tiene forma de abrojos que en árabe se denomina ákkub. Esta planta se desprende de la raíz, se enrolla en forma de espiral y corre por los campos, empujada por el viento como si fuese una rueda (Kraus).
La metáfora de la paja arrastrada por el viento es muy utilizada en el Antiguo Testamento. Quieren describir lo caduco, lo perecedero, lo no consistente, lo que no es, frente a Dios que tiene todo el ser. «Como fuego que prende en la maleza, como incendio que abrasa los montes … atérralos con tu huracán»
Con elementos propios de las viejas teofanías (fuego, tormenta, huracán) el salmista anatematiza toda la trama de los conjurados. Son instrumentos y signos de Dios que actúa con poder.
La última petición del pueblo es que cubra de ignominia a los enemigos (v.17).
El autor quiere que caiga sobre los enemigos toda serie de ignominias. Pero esto tiene un fin: que el enemigo reconozca el. señorío de Dios. Al haberles ocasionado la humillación de una dura derrota y de una huida tenebrosa, Dios forzará a sus enemigos a buscar su nombre, a buscar al mismo Dios. Con este cruel contratiempo los enemigos aprenderán que Yavé es el único Dios que gobierna no sólo Israel sino también todos los pueblos.
La victoria de Dios hace que el enemigo reconozca su poder. Este reconocimiento puede ser un comienzo de salvación, o puede convertirse en el reconocimiento tardío de la derrota total.
Lutero condensa el mensaje del salmo 83 en las siguientes palabras: «Dios debe ser conocido y honrado por todas las criaturas por gracia o -en contra de la voluntad divina- por condenación… Es terrible caer en las manos del Dios vivo».
TRASPOSICIÓN CRISTIANA
En este salmo especialmente es necesaria la trasposición cristiana. De hecho, es uno de los tres salmos que según OGLH 131, ha sido suprimido de la Liturgia de las Horas por su carácter imprecatorio.
Jesús no fue un caudillo ni menos un violento. Ciertamente no permaneció “callado” ante los clamores de personas o de grupos (Mt. 9,14-28; Mt 20,29-34) Luchó hasta la muerte contra el mal. Pero prefirió morir y no matar.
San Juan Crisóstomo. Homilía antes de partir al destierro: «Él me ha garantizado su protección, no es en mis fuerzas donde me apoyo. Tengo en mis manos su palabra escrita. Éste es mi báculo. Ésta es mi seguridad; éste es mi puerto tranquilo. Aunque se turbe el mundo entero, yo leo esta palabra escrita que llevo conmigo, porque ella es mi muro y mi defensa. ¿Qué es lo que ella me dice? Yo estaré siempre con vosotros hasta el fin del mundo. Cristo está conmigo ¿qué puedo temer? Que vengan a asaltarme las olas del mar y la ira de los poderosos; todo eso no pesa más que una tela de araña».
ACTUALIZACIÓN
“Este salmo quiere expresar una fuerte pasión por la justicia y por la defensa de aquellos que son alejados de la vida. ¿Cómo expresar de otro modo la indignación ante esa mentalidad inhumana que parece dominar en el mundo de hoy? Si se le pide a Dios que no se quede mudo e inmóvil, lo mismo se nos puede exigir a nosotros: No podemos permanecer en silencio ante el mal. A la falta de humanidad del mundo, hay que responder con una oración perseverante, con una indignación inamovible y con un claro y decidido testimonio de amor” (Vincenzo Paglia).
«La conciencia de nuestro abandono, de nuestra finitud no es una
prueba de la existencia de Dios, pero puede producir la esperanza que hay un Absoluto positivo. El salmo 83 busca una esperanza en ese Dios muchas veces misterioso e irreductible a un fácil esquema mental o teológico». (M. Horlcheimer, La nostalgia del totalmente otro)
PREGUNTAS
1.- ¿Sé fiarme de Dios en los momentos en que me siento solo y perseguido y todo parece hundirse ante mí?
2.- ¿Estoy viviendo en mi grupo cristiano una fe rutinaria? ¿Está mi comunidad abierta al Misterio de Dios? ¿Estamos dispuestos a superar esquemas de Dios? ¿Es Dios para nosotros el Otro, el Distinto?
3.- ¿Sé presentar a los demás un Dios cada vez más nuevo, más inabarcable, más misterioso, más seductor?
ORACIÓN
«Señor, no estés callado, en silencio, e inmóvil»
Tú, Dios mío, eres un Dios activo. Has creado millones de astros en el cielo, millones de peces en el mar, millones de flores y animales en la tierra. Tú has guiado a los patriarcas y has infundido tu Espíritu a los jueces, reyes y profetas de tu pueblo. Tú nos has hablado, especialmente, por medio de tu Hijo Jesucristo. Pero ahora te has quedado mudo. El mundo sigue su camino y ya no quiere contar contigo. No habla de ti ni contra ti. Simplemente te ignora y prescinde de ti. Para muchas personas de nuestro tiempo cuentas poco, muy poco. Yo te pido que hables, que te hagas presente en este mundo; que el mundo experimente la angustia de tu ausencia y goce de la luz de tu presencia.
«Arengaban: Conquistemos los territorios de Dios»
Tus terrenos, Señor, no son de un pueblo o nación. Tú tienes dominio universal sobre todos los pueblos de la tierra. ¿Cómo puede haber gente tan osada que quiera hacerte la guerra? Además de los territorios materiales, tú tienes otros predios, otros campos, otras vegas. Tú tienes dominio en el mundo del espíritu. Tú dominas los corazones. Tú nos has comprado “no con oro ni plata sino con tu preciosa sangre» (1 Pe 18-19). Has pagado por nosotros un precio muy alto. Nosotros no queremos otros dueños ni otros señores. Queremos que seas tú nuestra propiedad, nuestra mejor herencia.
«Que busquen tu nombre, Señor»
Buscarte, buscarte a ti, Señor, buscarte sólo a ti, ésa es la más bella y bonita tarea de la vida. Eso han hecho tus santos. Han vivido haciendo de ti el único centro de sus vidas, y han sido las personas que más han gozado en este mundo.
Yo, Señor, quiero que todos los hombres y mujeres del mundo sean felices, pero felices de verdad. Y, como estoy convencido de que no es posible la auténtica felicidad fuera de ti, lo que hoy te pido es que todos te busquen. Y si te buscan de verdad, con sinceridad de corazón, es porque de alguna manera, ya te han encontrado.
Oración mientras dura la pandemia.
Dios todopoderoso y eterno, refugio en toda clase de peligro, a quien nos dirigimos en nuestra angustia; te pedimos con fe que mires compasivamente nuestra aflicción, concede descanso eterno a los que han muerto por la pandemia del «corona-virus», consuela a los que lloran, sana a los enfermos, da paz a los moribundos, fuerza a los trabajadores sanitarios, sabiduría a nuestros gobernantes y valentía para llegar a todos con amor, glorificando juntos tu santo nombre. Por JNS. Amén.