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El que es de la verdad me escucha

Pedro Escartín
23 de noviembre de 2024

Un café con Jesús. Flash sobre el Evangelio del XXXIV Domingo del T. O. – Cristo Rey – B – (24/11/2024)

El papa Pío XI instauró la fiesta de Cristo Rey en el año 1925, cuando aún sangraban las cicatrices de la Primera Guerra Mundial, proponiendo a Jesucristo como Príncipe de la paz. La Iglesia nos recuerda hoy un trozo del proceso de Jesús ante el Gobernador romano, narrado por el cuarto evangelio (Jn 18, 33-38), del que se deduce que Jesús fue condenado a muerte por ser testigo de la verdad…

– Después de escuchar el relato de tu condena a muerte, tengo la impresión de que Pilato te dejó con la palabra en la boca. Cuando le dijiste que habías venido al mundo para «dar testimonio de la verdad», se limitó a decir «Y ¿qué es la verdad?». Al evangelista sólo le faltó añadir que Pilato se encogió de hombros despectivamente -he dicho a Jesús con el café en la mano-.

– A Pilato, como a algunos poderosos, no le interesaba la verdad. Pilato representaba a Roma, al poder, al mundo de la mentira, que tantas veces pacta con el poder y, naturalmente, yo tampoco le interesaba -me ha dicho, mirándome con tristeza-.

– ¿Y qué queda ahora de aquel poderoso mundo del Imperio romano? -he dicho para mis adentros, aunque él ha adivinado mis pensamientos-.

– Ya lo ves: no queda nada. El Imperio se desmoronó como se diluye el azucarillo en nuestras tazas de café, pero sin endulzar la vida; todo lo contrario: produciendo sufrimiento en los débiles y desesperanza en la gente sensata. Muchos llegaron a pensar que con la caída del Imperio romano llegaba el fin del mundo…; por no hablar de aquellos jefes de mi pueblo que colaboraban con Roma para eliminarme; del Templo, que era su orgullo, sólo queda el muro de las lamentaciones y una tensión constante e insoportable con sus vecinos…

Cuando Jesús ha dejado de hablar se ha hecho un silencio denso, que yo he roto diciendo:

– A veces tengo la impresión de que tu paso por este mundo fue un fracaso. A ti te eliminaron violentamente y la paz entre los pueblos está siempre a punto de saltar por los aires hecha pedazos por culpa de las múltiples guerras que asolan la tierra…

– ¿Por qué tendéis a ver la botella medio vacía en lugar de verla medio llena? -me ha dicho después de habernos tomado sendos sorbos de café-. Es cierto que aún falta para que sea real la hermosa súplica que cantáis algunas veces: «Tu reino es vida, tu reino es verdad, / tu reino es justicia, tu reino es paz, / tu reino es gracia, tu reino es amor. / Venga a nosotros, tu reino, Señor. / Venga a nosotros tu reino, Señor». Pero también has de reconocer que no pocos de estos deseos van haciéndose reales día a día gracias a muchas acciones humildes, silenciosas, generosas y sinceras de los que “son de la verdad”. Éstos están en todas partes, no se ponen por delante de nadie y viven lo que os dije en el sermón de la montaña: «que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha», a pesar de lo mucho que os gusta airear lo bueno que hacéis…

– Supongo que por eso dijiste que «el Reino de Dios viene sin dejarse sentir, porque el Reino de Dios está dentro de vosotros…»

– ¿Tú qué piensas? Amigo mío, aunque en vuestro mundo se dice que lo que no se publicita no existe, la verdad casa mal con la propaganda, porque mi Reino es el de la verdad, no el de la publicidad -me ha dicho mirándome con cariño-.

– ¡Cuánto hemos de cambiar aún para que tu Reino llegue hasta nosotros! -he añadido mientras nos acercábamos a la puerta de la cafetería-.

 

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