El Departamento de Trata de Personas publica nuevos materiales para sensibilizar sobre la explotación y el tráfico de personas

David López
14 de marzo de 2025
En el marco del Jubileo 2025, bajo el lema «Peregrinos de la Esperanza», el Departamento de Trata de Personas ha puesto a disposición del público nuevos recursos para profundizar en la reflexión y la oración sobre esta grave problemática social. A través de un video y un dossier, se invita a la comunidad a abordar esta realidad con espíritu de conversión durante el tiempo de Cuaresma y Semana Santa, con la mirada puesta en la Resurrección y la esperanza de una vida en plenitud.

Reflexión y oración como herramientas de sensibilización

Los materiales llevan por título la cita del Evangelio de San Juan: «Sin mí, nada podéis hacer» (Jn 15, 5). El dossier está destinado a parroquias y comunidades, aunque también puede utilizarse de manera individual. Su objetivo es promover espacios de encuentro para la oración y la reflexión en torno a la trata de personas y las diversas formas de explotación, tanto sexual como laboral. El material audiovisual ofrece testimonios de víctimas y de quienes las acompañan en su proceso de recuperación. A través de estos relatos, se busca generar una mayor conciencia sobre esta realidad y fomentar un compromiso activo. «Nos invita a abrirnos a la conversión, a entrar en el desierto y a vivir, desde Jesús, su pasión, muerte y resurrección», señala la iniciativa. Además, los materiales incluyen textos del papa Francisco, la religiosa adoratriz Nieves Rodríguez y el arzobispo de Pamplona, Mons. Florencio Roselló, con el fin de enriquecer la meditación. Como complemento, se sugiere rezar el Vía Crucis presidido por el papa Francisco el 19 de abril de 2019 en el Coliseo de Roma, con una intención especial por las víctimas de la trata de personas.

Un llamado a la acción concreta

El objetivo final de esta iniciativa es generar un compromiso real y sostenible. Para ello, se propone un diálogo en clave sinodal, en el que se formulen respuestas y acciones concretas a nivel personal, comunitario, parroquial y diocesano. Se busca que cada persona o comunidad, tras la reflexión, asuma al menos un compromiso y planifique cómo llevarlo a cabo de manera efectiva. «La Cuaresma no solo es un proceso de purificación y renovación personal, sino también de transformación social», enfatiza Mons. Florencio Roselló. «No hay conversión personal sin compromiso social. Si queremos seguir a Jesús, debemos comprometernos a luchar contra toda forma de injusticia». Finalmente, el mensaje exhorta a la comunidad cristiana a no ser indiferente ante la trata de personas. «Este crimen corrompe la humanidad, vulnera los derechos de los hijos de Dios y priva de libertad a innumerables personas. No pasemos de largo, como en la parábola del buen samaritano (Lc 10, 25-37). Carguemos la cruz de las víctimas de la trata. Su cruz es nuestra cruz».  

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