El Corazón de Jesús

Vicente Rebollo Mozos
13 de diciembre de 2024

Por qué hablar ahora del Corazón de Jesús, en tiempo de Adviento, cuando su fiesta estaba muy lejana; la ocasión viene porque el Papa Francisco, el pasado 24 de octubre publicó su cuarta encíclica titulada “Dilexit Nos” (nos amó),sobre el amor humano y divino del corazón de Jesús”.

Había anunciado Francisco, el pasado mes de junio, su interés en escribir un documento sobre el Corazón de Jesús con motivo del 350 aniversario de las apariciones a Santa Margarita María de Alacoque. A través de 5 capítulos, nos va presentando sus pensamientos teológicos.

El Corazón de Jesús es lugar de encuentro con el amor de Dios y con los hermanos, es fuente de compromiso porque uniendo nuestros corazones podemos cambiar el mundo. Del Corazón de Cristo brota su amor por nosotros, origen de nuestra fe. Es símbolo de toda la persona de Cristo, expresión de su humanidad y a través de ese amor humano, llegamos a su amor divino.

La devoción al Corazón de Jesús es fuente de espiritualidad porque es “una síntesis del Evangelio”. Las prácticas de piedad que fomentan esta devoción, como puede ser la Comunión de los primeros viernes, la adoración eucarística de los jueves, son fuente de santidad. Subraya dos aspectos fundamentales que debe tener esta devoción, experiencia espiritual personal y el compromiso comunitario y misionero.

A lo largo de la historia, los santos han sido grandes devotos del Corazón de Jesús, desde San Agustín, San Francisco de sales, Santa Margarita María Alacoque, Santa Teresa del Niño de Jesús, San Ignacio de Loyola, entre otros, hasta santos de nuestros días, que todos hemos conocido, como Santa Teresa de Calcuta o San Juan Pablo II, siendo esta devoción impulso para sus obras y para su santidad personal, “Él me ha hablado desde mi juventud” (San Juan Pablo II).

Sabernos amados nos mueve a amar y por eso Jesús, que nos amó hasta el infinito, sufre por el amor no correspondido. La forma de corresponderle es que amemos a los hermanos, no hay mayor gesto que podamos ofrecerle para devolver amor por amor. Para poder hacerlo, tenemos que dejar que Jesús transforme nuestro corazón haciéndolo semejante al suyo.

Nos propone Francisco distintos medios para concretar la devoción al Corazón de Jesús.

Ser fuente de amor para los demás, orientar a los hermanos a la unión con el Señor. Ser fuente de agua viva, del amor de Jesús.

Vivir la fraternidad, igual que el Señor soporta nuestras imperfecciones, así tenemos que hacer nosotros con los demás.

La reparación. Desde un corazón manso y humilde acercarnos al pobre y humilde para suplir las faltas de amor en sus vidas y así, construir una nueva civilización del amor. Reparar es sanar heridas en las personas.

Pedir perdón, la belleza de pedir perdón.

La ofrenda del amor, expandir el amor de Dios. Ofrecernos, para que el amor misericordioso llega a todos. Esto nos va a pedir renuncias y sufrimientos para mostrar el amor al prójimo.

Termina pidiendo al Señor Jesucristo que de su corazón broten esos ríos de agua viva que nos sanen y nos impulsen a amar.

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