El próximo domingo, 28 de junio, la S.I Catedral de Tarazona acogerá la ordenación a diáconos de los seminaristas de nuestra diócesis Henry Joel Medina, Jorge Iván Rodas y José Rodrigo Montoya.
La celebración de este sacramento iba a tener lugar a finales de marzo, pero el confinamiento debido a la pandemia hizo que la ceremonia se aplazara. Eso ha hecho que Henry Joel pueda también sumarse a la ordenación al haber finalizado en junio sus estudios.
Hemos hablado con los tres para que nos cuenten cómo se sienten ante el paso que van a dar y cómo han vivido el confinamiento.
–¿Os ha servido este tiempo de confinamiento para ser más conscientes del paso que vais a dar?¿Han aumentado las ganas de ordenaros?
Rodrigo (R): Sí, sin duda ha sido un tiempo de aprovechamiento para poder pensar y reflexionar sobre este paso tan importante en mi camino vocacional. Ha sido un tiempo de gracia en el cual Dios me ha hecho más consciente y fuerte para dar ese sí definitivo. A ser consciente de que doy ese sí al Señor para toda la vida y libremente.
Puedo decir que sí, que han aumentado las ganas, que he madurado y que he reforzado que quiero servir lo mejor posible (con la ayuda de Dios) a nuestra Diócesis de Tarazona. Por supuesto, a toda nuestra querida gente de Tarazona y sus pueblos, que tanto cariño nos tienen como nosotros a ellos. Y que gracias también a toda esta gente que en todo momento han estado pendientes de nosotros, por eso también mis deseos de ordenarme se han hecho más grandes y fuertes.
Henry (H): Desde luego que el confinamiento ha sido un momento de reflexión y sobre todo de mucha oración. Pero a pesar de que estamos aislados físicamente siempre hemos tenido el aprecio de todas las personas, porque han sido numerosas las llamadas y casi incontables los mensajes llegados desde todas las partes interesándose por nuestra salud y bienestar. Personas que hemos conocido por medio de nuestra labor pastoral y, por supuesto, nuestro obispo ha estado muy pendiente de nosotros y ofreciéndonos su oración. Sí que nos ha servido este tiempo para hablar más con nuestros compañeros y formadores del paso que vamos a dar. También el ayudarnos y trabajar juntos ha hecho que nos uniéramos más. El deseo de recibir el diaconado siempre lo esperamos con mucha alegría, y procuramos abandonarnos en las manos del Señor para que, con su gracia, estas circunstancias humanamente difíciles signifiquen para cada uno de nosotros un crecimiento interior en fe, esperanza y amor.
Iván (I): Bueno, pues el momento de la ordenación de diáconos se acerca. Ddespués del confinamiento, mira que ha rendido este tiempo, ya que he podido reflexionar un poco más sobre este paso que voy a dar. Este es un paso importante para mi vida vocacional, pero que también lo daré, gracias al apoyo de muchas personas que me han acompañado durante los años de preparación en el seminario. Creo que el confinamiento me ha ayudado a profundizar más en el paso que daré, pero también a llevarlo más a la oración, para saber lo que Cristo espera y quiere de mí.
Las ganas de ser ordenado se han mantenido, y se puede decir que han aumentado, pero siempre desde la alegría y la profundización en la palabra de Dios y en la convivencia con los compañeros del seminario, que con palabras de aliento y muestras de cariño me motivan a seguir en este camino de seguimiento.
–¿Os habéis seguido preparando?
R: A pesar de no poder ir de pastoral a las parroquias que me ha encomendado el Sr. Obispo, dadas las circunstancias, no hemos dejado nuestra preparación/formación. Ya bien sea con la Eucaristía diaria, con la Palabra de Dios (Lectio Divina), con momentos de oración, especialmente por la liberación del coronavirus, y las charlas formativas con el Padre espiritual (D. Raúl), también hemos escuchado la voz de nuestro Obispo D. Eusebio por medio de sus cartas y comunicados; y sin olvidar la voz de nuestro Pastor, el Papa Francisco, que con sus palabras dadas por distintos medios (las cuales hemos visto y escuchado), nos han acompañado todo este tiempo y nos han alentado llenándonos de esperanza y fortaleza. Ha sido un tiempo de una experiencia de fe bastante fuerte, que se agradece y en el que gracias a José Luis Sofín (el rector), que nos ha acompañado todo este tiempo de cuarentena, nos hemos forjado y preparado aún mejor para este paso tan importante que vamos a dar. GRACIAS A TODOS
H: Desde luego, que nuestra formación tanto educativa como espiritual no han cesado. Pero también siguiendo muy de cerca las palabras que el Papa Francisco ha dirigido repetidamente a los católicos en esta situación pandémica. Por otra parte, hemos vivido la cuaresma y la Pascua en un clima de oración y celebración, que nos la dirigido nuestro rector don José Luis Sofin, y los retiros y charlas dirigido por el padre espiritual don Raúl Romero. También nos hemos unido a las exhortaciones pastorales que ha escrito nuestro pastor, Mons. Eusebio Hernández Sola. Y hemos seguido todos los días con la formación intelectual a través de la materia que nos enviaban los profesores para trabajarla personalmente y que nos ayudaba a tomar conciencia de la preparación para nuestra futura vida pastoral.
I: Por supuesto que sí, tanto la preparación humana, como la espiritual, ya que hemos tenido momentos de redescubrir la llamada que Dios nos ha hecho en un primer momento, a través de tardes de retiro y oración. También con el estudio de temas que tenía especial interés y de los documentos que desde el CRETA nos han ido enviando durante el confinamiento.
–¿Qué significa este paso que vais a dar?
R: Para mí significa que es un paso más en mi camino de fe y de confianza en el Señor Jesús, que me sigue llamando cada día a seguirle, a buscarle y a permanecer unido a Él. Por otro lado, ser consciente de que no me hace más ni menos que nadie, sino que me debe acercar más a los hermanos, a estar allí con la gente que Dios vaya poniendo en mi camino y disponible para todo aquello que se me pida. Claro, sabiendo poner todo en las manos del Señor, tanto mis debilidades como mis cualidades para un mejor y buen servicio a los hermanos, al pueblo de Dios.
H: Este paso nos lleva a ver la gran responsabilidad que vamos a tener y, ahora más que nunca, a caer en la cuenta de que estamos llamados al servicio de la Iglesia y de la comunidad. Compartir la experiencia de la fe, dar testimonio de la fe, anunciar el Evangelio es la misión que el Señor confía a su Iglesia. «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes. Y estad seguros que yo estaré con vosotros día tras día, hasta el fin del mundo». (cfr.Mt 28,19).
I: Este paso significa el inicio de un compromiso más concreto al servicio de Dios en la Iglesia, a través de la Palabra de Dios y de la caridad. Una responsabilidad que poco a poco tengo que ir asumiendo y experimentando para realizarla lo mejor posible y de forma concreta en la diócesis de Tarazona.
–¿Cómo veis el diaconado?
R: En primer lugar con alegría, compromiso y temor. Como el paso previo al sacerdocio donde aprenderé a forjar (aún más) el servicio y la entrega total hacia los demás. Un paso también donde debo aprender a pulir esos pilares fundamentales en la vocación tales como: la oración, la lectura de la Palabra y los sacramentos. Un paso en el cual siento desde ya que me llenará de profunda alegría y me hará muy feliz. Que me compromete de una manera especial a vivir en coherencia, pero a la vez, a vivir siendo feliz y haciendo feliz a los demás.
H: El diaconado nos compromete más al servicio a la entrega y a la donación a la comunidad. Como dice el Papa Francisco, “el corazón de la diaconía está en la eucaristía y debe realizarse en primer lugar en el servicio a los pobres que llevan en sí mismo el rostro de Cristo sufriente”. Por tanto, desde el diaconado Jesús nos envía al mundo, porque el Evangelio debe ser anunciado a todos. No es sólo para los que tenemos más cercanos, sino para todos. El señor busca todos, porque quiere que todos sientan el calor y la misericordia del Padre.
I: Veo el diaconado como inicio de la configuración con Cristo, Buen Pastor, con un corazón dócil y misericordioso.
–Las circunstancias son excepcionales, supongo que vuestras familias no van a poder acompañaros ese día ¿qué os gustaría decirles?
R: ¡Que los queremos mucho! Que gracias por hacer de nosotros las personas que somos, que pronto nos veremos para poder celebrarlo juntos y que confíen porque estamos en buenas manos. Que estamos muy bien, que estamos a gusto y que en nuestra Diócesis de Tarazona hemos encontrado nuestra segunda familia, donde nos quieren, nos sentimos queridos y a la vez donde esperan mucho de nosotros. Un fuerte abrazo en la distancia.
H: Esto es muy cierto. Nuestras familias no podrán estar con nosotros, pero mi familia se ha llenado de mucha emoción cuando le dije que iba recibir la orden del diaconado. Pero también aquí en nuestra Diócesis de Tarazona, tenemos una gran familia que nos acoge, nos muestra su aprecio y cariño. A mi familia, ante todo, gracias. Ellos me trajeron a este mundo y me llevaron a los sacramentos de los hijos de Dios: bautismo, confirmación, eucaristía, penitencia. Nuestras familias viven en primera persona nuestra vocación. Y mis padres dicen que ellos dan muchas gracias a Dios por haberme elegido para servir a Dios y formar parte de esa gran familia que es la Iglesia.
I: Se puede decir que de manera presencial no van a estar, pero puedo decir que a través de los años que hemos estado por las parroquias de nuestra diócesis, he ido conociendo a personas que considero que son mi familia y que están pendientes de este momento tan importante. Pero, sobre todo, a mi familia que se encuentra en Guatemala, le pido que siga rezando por nosotros, que desde aquí los tengo presentes, que los recuerdo con mucho cariño y que compartan conmigo esta felicidad.