En una conferencia impartida este jueves en la Universidad San Jorge (USJ), dentro de los actos de celebración del patrón, monseñor Vicente Jiménez Zamora ha explicado que «la Iglesia de Zaragoza ha estado siempre presente y lo seguirá estando en el mundo de la educación integral de las personas y de los pueblos», especialmente a través de la Universidad y de los Centros Superiores de Estudios.
Durante su intervención, el arzobispo de Zaragoza -gran canciller de la USJ- se ha centrado primero en la Universidad de Zaragoza, que «nació, en un parto difícil, de manos de la Iglesia». De hecho, su nacimiento jurídico, ha señalado, «no se hizo efectivo en la docencia hasta el 3 de septiembre de 1582, en que Pedro Cerbuna, prior de La Seo de Zaragoza (más tarde obispo de Tarazona), aportaba los medios económicos necesarios y sus energías».
Si bien ha reconocido que en la actualidad la presencia institucional de la Iglesia en la Universidad de Zaragoza es «poco significativa», ha invitado a favorecer el diálogo entre la fe y la ciencia, entre la fe y la cultura, porque «en nombre de la laicidad, se priva a la Universidad de un saber importante, como es la Teología y otras ciencias sagradas, lo que supone un empobrecimiento para la propia Universidad, que debe estar abierta a todos los saberes». Vocación por educar
La Iglesia ha recibido la misión de enseñar a todas las gentes y ha actuado como uno de los fermentos civilizadores más activos de la historia. Fruto de esta misión, el Grupo San Valero -fundación de la Iglesia Diocesana de Zaragoza- apostó por la Universidad San Jorge, en marcha desde 2005. Una institución inspirada en los valores del humanismo cristiano, sin fines de lucro, que basa su conducta en la Doctrina Social de la Iglesia.
De esta forma, ha sostenido el Arzobispo, la USJ «está llamada a ser instrumento de progreso cultural tanto para las personas como para la sociedad» y «su tarea fundamental es la de trabajar en orden al desarrollo del conocimiento por medio del cultivo de cualidades morales y espirituales intrínsecas a su definición». Ello bajo «los principios democráticos de igualdad y libertad, el respeto por la ética, la justicia, la tolerancia», lo que implica «rechazar toda forma de discriminación» y «garantizar a sus miembros la libertad académica, los derechos de la persona y de la comunidad dentro de las exigencias de la verdad y del bien común».
En este sentido, monseñor Jiménez Zamora ha recordado que la misión fundamental de toda Universidad pública y privada es «la constante búsqueda de la verdad mediante la investigación, la docencia, la conservación y la comunicación del saber para el bien de la sociedad». Formación teológica
Además, la ponencia ha puesto el foco en el Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón (CRETA), vinculado a la Universidad Pontificia de Salamanca desde su fundación hace más de cuarenta años y, hoy en día, «una institución asentada y de prestigio en la Comunidad Autónoma de Aragón, tanto en el ámbito eclesiástico como en el social y civil», ha precisado el Arzobispo.
De esta forma, los laicos pueden estudiar de forma reglada y oficial los estudios teológicos. Un servicio clave, según Jiménez Zamora, porque «el interés por la Teología del laicado en Aragón es fuerte». No en vano, cerca de 300 personas, sólo en Zaragoza, asisten con regularidad a los diversos centros e institutos, diocesanos o religiosos, que imparten cursos de Teología en forma no reglada. A ellos se suma el Instituto Superior de Ciencias Religiosas “Ntra. Sra. del Pilar”, donde estudian de forma reglada 65 seglares; otros 25 hacen cursos especiales y 80 alumnos cursan la DECA (Declaración Eclesiástica de Competencia Académica).