El Arzobispo de Zaragoza, monseñor Vicente Jiménez Zamora, se ha dirigido esta semana a los sacerdotes en una misiva comunicando el aplazamiento de la celebración de las bodas sacerdotales de diamante, oro y plata, que iba a tener lugar en la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, el jueves 4 de junio. A lo largo de la pandemia, don Vicente ha escrito otras dos cartas dedicadas exclusivamente a los sacerdotes y diáconos: la primera, con motivo del Jueves Santo y la misa crismal; la segunda, con motivo de la fiesta de san Juan de Ávila.
El Arzobispo ha decidido el aplazamiento de esta celebración sacerdotal teniendo en cuenta las circunstancias actuales y después de oír al Consejo Episcopal de Gobierno. Las razones aducidas son «la desescalada progresiva de la pandemia, que conlleva todavía riesgos de contagio del coronavirus, Covid-19; la imposibilidad de desplazamiento de una provincia a otra, que afecta a algunos sacerdotes; el no darse el ambiente favorable para una celebración festiva y gozosa, según nuestra costumbre». Además, algunos de los sacerdotes que participarían en estos jubileos residen por razón de su cargo fuera de Aragón. Es el caso del cardenal arzobispo de Barcelona, don Juan José Omella, el del abad emérito de Poblet, dom José Alegre, y el de algunos misioneros.
La celebración de la fiesta será con toda probabilidad, pasado el verano, al comienzo del curso pastoral, en una fecha que se comunicará con la debida antelación.
La carta concluye con un deseo y una invitación: «Os deseo todo bien en estos momentos de prueba, en los que tenemos que discernir la voluntad de Dios, que nos sigue llamando a una conversión pastoral».