Don Vicente Jiménez preside la Misa Crismal en la catedral de Huesca

Miguel Barluenga
27 de marzo de 2024

Este Miércoles Santo, 27 de marzo, se celebró en la catedral de Huesca la Misa Crismal presidida por nuestro administrador apostólico, don Vicente Jiménez Zamora, y en la que se consagró el Santo Crisma y se bendijeron los Santos Óleos de los catecúmenos y los enfermos. Asimismo, los sacerdotes de la diócesis de Huesca renovaron sus votos sacerdotales.

La razón de celebrar esta ceremonia está motivada por la necesidad de tener a disposición el Santo Crisma y los otros aceites de cara a los bautizos y confirmaciones que se vayan a celebrar durante la Vigilia Pascual.

HOMILÍA DE DON VICENTE JIMÉNEZ ZAMORA

La consagración del Santo Crisma y la bendición de los otros dos aceites se considera una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal; en esta ocasión, del administrador apostólico. Tras la homilía, don Vicente invitó a los sacerdotes presentes en la celebración a prometer solemnemente unirse más de cerca a Cristo, ser sus fieles ministros y conducir a otros a él, renovando su consagración a Cristo y dedicación a la Iglesia.

El Crisma es el aceite con el cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes. Aparte de en estos sacramentos, se emplea en la dedicación de las nuevas iglesias, la consagración de los nuevos altares o la consagración de campanas. El Santo Crisma representa la gracia del Espíritu Santo, y está compuesto por una mezcla de aceite de oliva y de perfumes. A diferencia de los Santos Óleos, el Santo Crisma no se bendice, si no que se consagra, por lo que lleva el sello del don del Espíritu Santo.

Por otro parte, los Santos Óleos son dos: el de los catecúmenos y el de los enfermos. Ambos se bendicen, no consagran, como el Santo Crisma. El Óleo de los Catecúmenos significa purificación y fortaleza, por eso se impone justo antes del Bautismo que es la liberación del pecado. Y el Óleo de los Enfermos sirve para impartir el sacramento de la Unción de los Enfermos, que tiene la fuerza de dar sanación a aquel que está enfermo y afecto a aquél que está a punto de morir.

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