Tal y como habían anunciado, y con total discreción, las religiosas de la Familia Monástica de Belén, de la Asunción de la Virgen y de san Bruno dejan este lunes, 20 de julio, el Monasterio de Villanueva de Sigena. El obispo, Mons. Ángel Pérez, que el pasado 10 de julio compartió con ellas en la Capilla de Belén de este monasterio un tiempo de adoración eucarística, ha subrayado el “dolor profundo” que supone esta partida y el “agradecimiento grande a una labor de 34 años. No tenemos más que palabras de gratitud. Ellas viven un carisma muy radical y auténtico y hoy, es verdad, la mediocridad no llena. Y ellas que son jóvenes quieren vivir plenamente su vocación: vivir desde Él y para Él”.
El obispo llevó a Sigena el báculo del beato Florentino Asensio, obispo mártir de esta diócesis, que las religiosas sostuvieron entre las manos, sabedoras de que “dejan una diócesis martirial, una tierra de testigos, de hombres y mujeres coherentes, nobles y que saben hacer las cosas”. En esta línea, les obsequió con la mitra que le regalaron cuando participó en la misa por los mártires del siglo XX, celebrada en 2013 Tarragona.