Documento Final del Sínodo

Carlos Escribano Subías
22 de noviembre de 2024

El pasado 27 de octubre concluyó en Roma la segunda Asamblea sobre el sínodo de la sinodalidad. El día anterior se le entregó a Francisco el Documento Final del sínodo que el Papa acogió en su alocución final como un gran don. Un regalo para el propio Papa, un regalo para todo el Pueblo Santo de Dios y un regalo, también, para los presentes en el Aula sinodal, que fueron los que realizaron ese gran trabajo siguiendo el método de la conversación en el Espíritu.

Al Documento Final el Papa le da un gran valor y así lo manifiesta en su alocución: “Por eso no pretendo publicar una “exhortación apostólica”, basta con lo que se ha aprobado. En el Documento hay ya indicaciones muy concretas que pueden ser una guía para la misión de las Iglesias, en los diversos continentes, en los diferentes contextos, por eso lo pongo ahora a disposición de todos, por eso he dicho que se publique. Quiero, de este modo, reconocer el valor del camino sinodal realizado, que con este Documento entrego al santo Pueblo fiel de Dios”.

El mismo Documento Final hace hincapié en que el camino sinodal continúa: “El proceso sinodal no termina con el final de la actual Asamblea del Sínodo de los Obispos, sino que incluye la fase de aplicación. (…) Pedimos a todas las Iglesias locales que continúen su camino cotidiano con una metodología sinodal de consulta y discernimiento, identificando caminos concretos e itinerarios formativos para realizar una conversión sinodal tangible en las diversas realidades eclesiales”.  (Documento Final, 9). Esa llamada a las Iglesias locales también nos interpela en la Iglesia que peregrina en Zaragoza. En los próximos meses y siguiendo las directrices de la Conferencia Episcopal Española y de nuestro equipo diocesano del sínodo, intentaremos llevar adelante la tarea de acoger, recibir y aplicar las propuestas del mismo. Así lo establecía la cuarta línea estratégica de nuestro plan diocesano de pastoral VITA.

El Documento Final, que presentaremos en breves fechas en nuestra Archidiócesis junto a las propuestas concretas de trabajo, es una llamada la conversión. Esa llamada del Espíritu a la conversión se concreta a lo largo del Documento Final en una propuesta de conversión de las relaciones (capítulo 2), conversión de los procesos (capítulo 3) y conversión de los vínculos o lugares (capítulo 4). Conversión que nos debe llevar a formar parte de un pueblo de discípulos misioneros.

Toda esta tarea los participantes en el Sínodo se la encomiendan a Santa María por ser quien indica y guía el camino. “Que Ella, Madre de la Iglesia, que en el Cenáculo ayudó a la comunidad naciente a abrirse a la novedad de Pentecostés, nos enseñe a ser un Pueblo de discípulos misioneros que caminan juntos: una Iglesia sinodal”. (Documento Final 155). También nosotros se la encomendamos a la Virgen del Pilar.

 

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