El domingo 10 de noviembre celebramos el día de la Iglesia Diocesana. Te invito a que te preguntes cuál es tu papel en tu parroquia, en la diócesis; qué plan tiene Dios para ti. Son preguntas básicas que nacen de una realidad existencial creyente. Las personas somos seres en búsqueda, búsqueda de verdad, de sentido de la vida, de eternidad. Esto es así porque somos imagen de Dios, que es la perfección, a ella aspiramos, aunque no podamos alcanzarla plenamente en esta vida.
Los creyentes lo llamamos vocación, es decir, a todos Dios nos marca una meta y nos llama a buscarla y a alcanzarla. No siempre es fácil escuchar esa llamada, no siempre es cómodo seguirla, recorrer el camino adecuado para ser fieles al plan de Dios en nosotros. Un buen ejemplo lo encontramos en San Agustín, amante de la Verdad, buscador de ella, buscador de la Eternidad; cuando encontró su vocación y se convirtió a Cristo, se lamentaba del camino equivocado en esta búsqueda, decía: “tarde te amé hermosura tan antigua y tan nueva tú estabas dentro de mí y yo por fuera te buscaba”.
Siguiendo este testimonio, te invito a que te preguntes qué buscas en la vida, qué quiere Dios de ti, para que mires en tu interior; ahí encontrarás las respuestas a estas preguntas. Todos estamos llamados a ser discípulos misioneros, él cuenta con nosotros, es nuestra vocación que luego cada uno tiene que concretar en aquello para lo que el Señor le capacita poniendo al servicio de los demás lo que Dios le ha dado. Cómo no recordar a Santa Teresita del Niño Jesús y su preocupación por buscar su puesto en la Iglesia, su vocación en la Iglesia. Ella débil, que sentía que valía para poco, descubrió que su vocación era el amor, porque como decía San Pablo es el mejor don, que sirve para todo.
En este día te animo a que con valentía te plantees cuál es tu puesto en la iglesia y en tu parroquia. Para ello descubre cómo el Señor te ha llenado de dones para compartirlos con los demás, para que desde un corazón agradecido a Él por todo lo que te da, te sientas corresponsable, parte activa de tu parroquia. Te invito a que seas protagonista de la vida de la Iglesia. Esa es la vocación a la que nacemos desde nuestro bautismo; tu tiempo, tus capacidades, tus dones, tu oración, crecen si las ponen al servicio de los demás. Descúbrelo. Te puede ayudar a ello también en el Congreso que la Iglesia en España va a celebrar el mes de febrero del próximo año sobre la vocación, participa. Y recuerda que en tu interior descubrirás el plan que Dios tiene sobre ti.
