La ciudad de Huesca renovó su devoción hacia san Vicente, copatrón de la diócesis de Huesca, el domingo 22 de enero en una eucaristía celebrada en la iglesia a la que da nombre y que estuvo presidida por el obispo, don Julián Ruiz Martorell. Al final de la celebración se veneró la reliquia del mártir y se repartieron naranjas bendecidas a los fieles como recordatorio del lugar donde este santo, nacido en Huesca, fue martirizado y recibió sepultura.
El obispo repasó en su homilía los rasgos biográficos que enseña la tradición. San Vicente fue diácono del obispo de Zaragoza, san Valero, y martirizado en Valencia en el año 304. En el periodo de las persecuciones a cristianos decretadas por los emperadores Diocleciano y Maximiano, fue conducido a Valencia y sometido a suplicios como el potro, maltratos físicos que lo envolvieron en sangre o una parrilla ardiente con gijarros en punta. Murió en su celda y después su cadáver sería abandonado para que fuese pasto de las alimañas y después tirado al mar, pero una cristiana lo rescató y le dio sepultura. Escucharon atentos los fieles asistentes al templo, con una representación de la corporación municipal encabezada por el alcalde de Huesca, Luis Felipe, y las mairalesas de las pasadas fiestas de san Lorenzo.
Este año la misa pontifical se celebraba en la iglesia de san Vicente Mártir. La celebración la acogen en años alternos la iglesia de san Vicente Mártir y el convento de la Asunción y participa el cabildo de la catedral. También hubo otros cultos en la iglesia de san Vicente Mártir, con un triduo los días 19, 20 y 21 de enero con Rosario y Preces al Santo y eucaristía.
Don Julián Ruiz Martorell se refirió en la homilía a que “san Vicente nos ha acompañado durante muchos siglos con su luz, nos ha dado su intercesión, nos ha animado con su ejemplo. Depende de nosotros que esta luz siga brillando en medio de esta oscuridad». Luz y alegría “son los signos que hacen que reconozcamos la vigencia de su figura», y pidió por que “aliente los mejores deseos y proyectos para que las expectativas de esta ciudad vivan también de la victoria de nuestro mártir».