
Querido Señor cura:
Intentaré leer esta carta dirigida a usted sin emocionarme, y en nombre de la mayoría del pueblo que de una manera u otra le hemos conocido o hemos compartido con usted algún momentico en estos años.
Salvador, hace 6 años que llegó usted a este pueblo, a la parroquia de San Salvador de Tornos y ahora de manera bastante repentina se tiene que marchar.
Es la vida de los sacerdotes siempre dispuestos para acudir a otro destino donde el obispado les necesite. Ya sabemos que esto es lo que se espera de un sacerdote, pero para nosotros es un día triste ya que tenemos que despedirnos de usted. Es verdad, no se va lejos, Teruel es pequeño y seguro que nos volveremos a ver.
Ha sido para todos nosotros un buen sacerdote, pero ante todo es un hombre bueno que se ha ganado nuestro respeto y cariño. Tiene en cada uno de nosotros un amigo para lo que necesite.
La vida no es fácil para nadie, en estos años todos hemos pasado por momentos difíciles, usted también, esperamos haber estado a su altura. Usted siempre ha tenido palabras bonitas, reconfortantes y entrañables que ayudan a mirar hacia delante. Le recordaremos poniendo orden en las procesiones, corriendo para llegar de un pueblo a otro, explicándonos los rituales del incienso, del agua bendita, agradeciendo siempre a toda la gente que durante estos años le ha ayudado, siempre dando las gracias.
Su cariñoso trato a mayores y a niños, hemos visto de nuevo monaguillos en el altar, hacía muchos años que esto no ocurría. También le recordaremos explicando los evangelios con gran sabiduría, humildad y sencillez, hemos aprendido mucho escuchándole.
Siempre cordial, alegre y divertido no solo en la iglesia, también tomando un café, por la calle o comprando.
Ahora que ya nos habíamos acostumbrado nosotros a usted y usted a nosotros, a nuestras costumbres y tradiciones, apoyando y entendiendo a todos los que se le acercaban para opinar, preguntar o pedir permiso para algo, tiene que dejarnos.
Como ya he dicho antes, todos nos sentimos tristes, no es un momento agradable, pero como dice el refrán «Es de bien nacido ser agradecido» y por eso queremos agradecerle estos años de dedicación y decirle que guardaremos siempre un gran recuerdo de su paso por nuestro pueblo y que siempre tendrá un amigo en cada uno de nosotros.
Que Dios le bendiga y que el nuevo camino que empieza sea tan provechoso como el que ha compartido con nosotros.
Hasta siempre y nos vemos pronto.