«Que María, en la fiesta de su nacimiento, nos ayude a re-descubrir la sencillez y la ternura de Dios; a amar la pequeñez y la bondad» con este deseo finalizaba don José Antonio Satué su homilía en la festividad de la Virgen de Oriente en la ciudad de Albarracín. Nuestro Obispo presidió la Eucaristía en la Iglesia de Santa María, acompañado por el párroco de Albarracín Nacho Hernández y el párroco de Gea de Albarracín Luis Armando Andrade.
En esta fiesta tan importante de la sede diocesana de Albarracín, don José Antonio destacó la cantidad de localidades y pueblos que tienen en el nacimiento de María sus fiestas mayores, y aportó dos posibles respuestas a esta circunstancia. La primera, María es pequeña, «el pueblo sencillo intuyó la grandeza de Santa María es precisamente su pequeñez, una pequeñez aceptada, amada y abierta al poder de Dios«. La segunda respuesta es que en ella «encontramos ternura y comprensión» en contraposición, erróneamente, a que Dios «lo relacionamos más con la fuerza, la justicia, la formalidad, incluso la severidad y el castigo«. Don José Antonio nos anima, por tanto, a cambiar esta visión de Dios «porque no refleja la verdad del Dios que se nos ha revelado«.
Tras la Eucaristía la imagen de la Virgen procesionó, junto a las autoridades y fieles, hasta la plaza de Mayor de Albarracín. Allí se realizó la ofrenda tras la que se trasladó de nuevo a la Catedral donde finalizó el acto religioso.