Daniel Clemente es seminarista de Zaragoza y colabora los fines de semana en la parroquia de San Andrés, en el Actur, junto al sacerdote Manolo Liarte. Con motivo del Día del Seminario, que tiene por lema ‘Pastores Misioneros’, le entrevistamos.
¿Qué rasgos de secularización de la sociedad descubres en tu labor pastoral? La verdad es que el ACTUR es un barrio relativamente joven, allí encuentro como los padres traen a los niños a la catequesis de primera comunión y después la mayor parte de ellos no vuelve a aparecer por la Iglesia… Algo parecido ocurre en la etapa de confirmación, con la diferencia de que en este segundo caso las familias ya no vienen. El Cristianismo queda reducido a una “sacramentalidad social” poco vivida…
¿Cómo afecta el reto del primer anuncio a tu estudio? ¿Y a tu vida espiritual? Llevar el Evangelio a las gentes de nuestro pueblo para mi supone una necesidad, y para hacerlo bien es importante saber dar razón de la esperanza en la que vivimos, desde el estudio y la oración. No se trata solo de transmitir conceptos… creo que estamos llamados a interceder y dar testimonio, a llevar a nuestras gentes a Dios y viceversa. Hablar a Dios de las personas con las que trabajo en la pastoral es una labor tan callada como necesaria.
¿Cuáles son a tu juicio los rasgos del ‘seminarista misionero’? Pienso que el seminarista misionero ha de estar muy cerca de Dios y cerca de los hermanos; abierto al diálogo y viviendo en coherencia… Tratando a las personas con cariño y disposición.
¿Qué necesitas de tus comunidades parroquiales para seguir con entusiasmo ante estos retos? Primeramente que sean una verdadera comunidad donde vivir la fe juntos, sabiendo que es el mismo Cristo el que nos une en la diversidad. También, y no menos importante, oración: el calor de la oración nos sostiene y nos hace seguir en el camino; e incluso hace que surjan vocaciones y nuestras comunidades den fruto.
