Tras casi doce años cerrada, se acerca la reapertura de la Colegiata de Santa María la Mayor de Calatayud. Tras las obras realizadas, y a falta de algunos trabajos, de su limpieza y de la colocación del mobiliario, se estima que la Colegiata pueda estar lista para abrir sus puertas el próximo mes de abril.
El templo tuvo que ser cerrado después de que en agosto de 2010 cayera un trozo del arco toral que servía de embocadura a la capilla mayor. Tanto el Obispado de Tarazona como el Ayuntamiento de Calatayud se pusieron en marcha para ver qué ocurría y fue cuando se descubrió que el templo tenía graves problemas estructurales. Entonces se decidió cerrarlo al público.
En la visita guiada que tuvo lugar ayer por el templo, el arquitecto responsable de la dirección facultativa del proyecto, Fernando Alegre, explicó algunas de las actuaciones que se han llevado a cabo gracias a los fondos aportados por el Ministerio de Fomento y el Ayuntamiento de Calatayud.
«El principal objetivo de todos los trabajos realizados a lo largo de estos casi doce años ha sido devolver a este lugar su mensaje poético inicial y para ello lo fundamental era recuperar la luz natural», algo que se ha conseguido gracias a un sistema de lucernarios y reflectores, que ha permitido que también haya luz en la cúpula a pesar de que esté por debajo del tejado.
Y para conseguir esa luminosidad de la que antes adolecía el templo, se han utilizado para el pavimento materiales que proporcionan luz y que, además, están dentro de la tradición local como la piedra de La Puebla, de color rosado, y la de Calatorao, que es negra, mientras que para el tono blanco se ha traído de las canteras de Macael, dado que en Aragón no hay de este tipo de piedra blanca. El pavimento ha sido también saneado y se ha tenido que drenar para hacer desaparecer las humedades. Las entradas de las capillas mantienen sus tonos claros y uniformes que ayudan a potenciar la claridad.
Otras importantes actuaciones llevadas a cabo en la Colegiata han sido las acometidas en la cúpula donde se actuó de manera puntual en la estructura de la cubierta, limpiando y saneando fábricas exteriores y acometiendo reparaciones interiores en la linterna para eliminar grietas y sellar fisuras. También se realizó un estudio detallado de la decoración mural y escultórica de su interior para, a continuación, quitar restos de pintura y renovarla, reintegrando los tonos existentes. Asimismo, se restauraron elementos escultóricos de madera tallada y policromada.
La Colegiata de Santa María ha sido sometida también a obras de consolidación estructural y se han ejecutado trabajos en la sacristía y el ábside.
Financiación
El importe de las obras de la segunda fase se sitúa en 2.306.643 euros. Esta financiación procede del Ministerio de Fomento (1.697.000 euros) y del Ayuntamiento de Calatayud, que aporta 608.842 euros, a lo que se suma 120.000 euros de la dirección facultativa de la obra, 92.674€ correspondientes a la exención del 85% de las licencias y 59.400 euros de la redacción del proyecto.
Asimismo, esta fase es consecución de inversiones anteriores, como la restauración de la cúpula de la colegiata en 2018 con 258.170 euros, o la actuación en la sacristía y el ábside, con una inversión de 431.696 euros. La apuesta del Ministerio de Fomento por este proyecto tiene su origen en 2016, con la firma de un protocolo general entre el Ministerio de Fomento, la Diócesis de Tarazona y el Ayuntamiento de Calatayud.