Congreso nacional de Vocaciones

Carlos Escribano Subías
17 de enero de 2025

El plan pastoral para este curso está enmarcado en tres propuestas que trascienden la vida diocesana: en primer lugar el Jubileo, que se inauguró en nuestra diócesis el pasado 29 de diciembre; a lo largo de este año se irán desarrollando distintos actos que nos ayuden a descubrirnos como auténticos peregrinos de la esperanza. En segundo lugar, el documento final de la Asamblea Sinodal, que fue presentado también en diciembre en Zaragoza; se están preparando algunas propuestas para poder acogerlo y desarrollarlo en nuestra diócesis. El tercer elemento es la celebración del Congreso nacional de Vocaciones, que va a marcar el trabajo de este segundo semestre en nuestro curso pastoral. Recordando la propuesta del Papa en la Evangelii Gaudium (26) de que “toda la renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación”, la Asamblea Plenaria de la CEE aprobó la celebración del Congreso “Iglesia, asamblea de llamados para la misión”, del 7 al 9 de febrero de 2025. 

El primer gran objetivo de este Congreso es celebrar una gran fiesta de la Iglesia que la muestre como “asamblea de llamados”. Unos llamados que hemos sido congregados como pueblo para ser enviados: un pueblo en salida que anuncia el Evangelio. Este pueblo que camina y evangeliza unido y que peregrina hacia la plenitud de la esperanza: el banquete de las bodas del Cordero. Un encuentro eclesial que, con su preparación y acogida posterior, ayude caer en la cuenta de que el Señor no deja de llamar: la vida cristiana es vocación, más aún, la vida es vocación. El segundo objetivo del Congreso es impulsar y consolidar en cada una de nuestras diócesis un servicio que anime la vida vivida como vocación, como fruto del encuentro. 

El contexto en el que nos quiere introducir el Congreso nos mueve a hacer una fuerte apuesta por la comunión en la Iglesia, “asamblea de llamados”, para poder cultivar la vida como vocación y que surja así “una cultura vocacional”. La propuesta nos lleva a interesantes reflexiones y retos que nos invitan a dar la vuelta a la propuesta antropológica dominante que es autoreferencial: “pienso, luego existo”. Esta propuesta está desvinculada del propio cuerpo, de la realidad, del otro y de Dios. La idea sería proponer en su lugar una antropología cristiana: “soy amado-llamado, por eso existo”. Se trata de seguir creciendo en comunión, participación y misión, para sentirnos reforzados en la evangelización desde la identidad vocacional de cada uno.

Desde Zaragoza acudiremos unos cincuenta congresistas, laicos, vida consagrada y sacerdotes, para vivir con intensidad esta convocatoria y luego poder compartirla con toda la Iglesia diocesana. Os pido que recéis por los frutos apostólicos del Congreso. 

Este artículo se ha leído 50 veces.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Compartir
WhatsApp
Email
Facebook
X (Twitter)
LinkedIn

Noticias relacionadas