Congreso de Vocaciones: «Con el corazón lleno»

David López
22 de febrero de 2025

Quizá inconscientemente, uno de los muchos aragoneses que participó en el Congreso de Vocaciones celebrado en Madrid hace unos días, nos dio el titular para esta crónica. Las palabras están nada menos que en la primera frase de la Evangelii Gaudium, la encíclica con la que el papa Francisco marca la hoja de ruta para nuestra Iglesia de hoy. Todos los testimonios que hemos recogido coinciden en un punto esencial: la alegría del Evangelio ha llenado los corazones y las vidas de todos los que se han (re)encontrado con Jesús. Y esta alegría no puede ser guardada para sí, sino que quiere ser contagiada hasta el último rincón de nuestras diócesis.

«Nos volvemos a casa con el corazón lleno», decían Antonio Gallego y Munia Corcuera, delegados de Familia y Vida de la diócesis de Huesca, cuando se les preguntó por la experiencia vivida en el Congreso de Vocaciones «¿Para quién soy»?. Como ellos, decenas de aragoneses regresaron «con el deseo de seguir respondiendo a nuestra vocación con alegría, gratitud y entrega». Pero, ¿qué es lo que ha pasado en Madrid para que todo el que estuvo haya vuelto con ese ardor misionero? La respuesta podría estar en las palabras de Manuela , de la diócesis de Teruel y Albarracín, que ha comprobado que «todos somos uno» y que una vez que se experimenta el amor de Dios en comunidad, «ya no puedes callártelo».

Entre todos y con todos

El delegado de Pastoral Vocacional de esta diócesis, Héctor Abel Pérez, se lleva  «una de las claves que nos dieron, al final de la última conferencia, el domingo, antes de celebrar la Eucaristía: que la pastoral vocacional no solamente es una delegación, sino tiene que mezclarse con las demás delegaciones. Es decir, es algo muy transversal. Entre todos y con todos». 

La comunidad, vocación

Javier Huete, secretario del Consejo  Diocesano de Pastoral, de Tarazona, ha comprobado que «somos una comunidad eclesial entusiasmada y construida en clave relacional  y no centrada en el yo individual». En este sentido, desde Zaragoza, Montse Rescalvo, tiene claro que «estamos llamados a “soñar juntos”, a construir un mundo más justo, más fraterno y más humano. Y sobre todo a trabajar juntos por el bien común, a poner nuestros talentos y habilidades al servicio de los demás».

La alegría de ser evangelizadores

Fernando Lorente, diácono permanente de Zaragoza, reconoce que «el congreso ha supuesto una recarga espiritual de primer orden, un «chute» de gracia que nos empuja, anima y ayuda a perseverar en nuestra lucha diaria. Ahora toca llevarlo a nuestros entornos».

Como él, Paco Cabrero, vicario de Pastoral de Barbastro – Monzón insiste en que «después de este “chute”, ahora nos toca rumiar lo que vieron nuestros ojos y lo que oyeron nuestros oídos. Ahora hay que trasladarlo a nuestras diócesis y grupos, en aras a promover una cultura vocacional que impregne nuestra mentalidad y todo nuestro quehacer pastoral». 

Para todos

Nos recuerda la Evangelii Gaudium que «la salvación que Dios ha realizado, y que la Iglesia proclama con alegría, es para todos». Como nos dice Isabel Vidaluc, de Zaragoza, «no podemos guardarnos el amor del Señor, debemos ir a incendiar el corazón de los demás». Isabel fue invitada por la delegación de Apostolado seglar y hoy da gracias a Dios porque «fue Él quien me llamó», asegura. «Tuve dudas después de haber dicho que sí porque no me gustan las multitudes, pero Él, que me ama, me llamaba, nos llamaba a todos los presentes», expresa convencida.

Como Isabel, Fernando Jarne, vicario general de la diócesis de Jaca, comparte su gratitud por «el regalo» que ha supuesto estar en Madrid. «Rezamos juntos para vivir en plenitud nuestra respuesta a esa pregunta (¿Para quién soy?), para colaborar con el Señor a contagiarla y que muchos descubran la respuesta que el Señor tiene en sus planes para cada uno.

Gracias

La respuesta de todos los que han dado su testimonio es una respuesta agradecida. Como nos decía Javier, «damos gracias al Señor por darnos la oportunidad de compartir con otros miembros de las diócesis que antes eran simples conocidos y ahora son comunidad. Gracias tambien por el reencuentro con personas de otras realidades de nuestro país. Pero  sobre todo, gracias por recordarnos que eres nuestra ancla y nuestra luz que nos sostiene e ilumina en salir al encuentro de otros».

Hay esperanza

Como nos dice, Daniel Brotons, de Calatayud, este tipo de encuentros demuestran que la Iglesia española también es «joven, alegre, enérgica, comprometida e incluso moderna». Lo que pasa, dice este laico responsable del Sector de Infancia de Acción Católica General de la diócesis de Tarazona, es que, «por la realidad de nuestras diócesis, no lo vemos, no lo sentimos…»

Este catequista comprometido con su realidad subraya que «es gracias a estos eventos por lo que nos damos cuenta de que formamos parte de algo grandioso que es imparable». 

Para todos los que no hemos estado presentes en el Congreso, pero que compartimos la necesidad de crecer personal y comunitariamente, nos dice: « Creedme y estad tranquilos, hay esperanza». 

Antonio y Munia nos recuerdan que «compartimos una misma misión: hacer presente a Dios en nuestra realidad».

 

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