Ayer lunes 12 de febrero dieron comienzo las XXX Jornadas de Teología de Aragón en el Salón de Actos de la Casa de la Iglesia de Zaragoza (pz. la Seo, 6). Bajo el tema «La catequesis en una iglesia ministerial», la inauguración fue presidida por el arzobispo de Zaragoza, Mons. Carlos Escribano. A continuación, Francisco Génova, director del CRETA, dio paso al primer ponente, Mons. Luis Marín de San Martín, subsecretario general del Sínodo, quien impartió la conferencia «Iglesia sinodal, iglesia ministerial».
Tras una pausa a mediodía, Eloy Bueno de la Fuente, catedrático en la Facultad de Teología del Norte de España-Sede de Burgos, ofreció la ponencia «El laicado en España, luces y sombras de la recepción del Vaticano II». Por la tarde, fue el turno de las comunicaciones así como de la tercera ponencia de la jornada bajo el título «Los ministerios en los orígenes del cristianismo», impartida por Carmen Bernabé Ubieta, profesora de Teología en la Universidad de Deusto.
Hoy martes, han proseguido estas jornadas. En primer lugar, con la cuarta ponencia bajo el título “La comunidad cristiana, sujeto de la catequesis” impartida por Eduardo Lorenzo, delegado de Catequesis de la diócesis de Orihuela – Alicante. Tras una pausa concluyó la jornada con la conferencia “El ministerio del Catequista” impartida por Miguel López Valera, de la Universidad Pontificia de Salamanca. La clausura de las jornadas corrió a cargo del arzobispo de Zaragoza, monseñor Carlos Escribano.
Estas jornadas son una oportunidad única para todos los que estamos aquí
Uno de los asistentes a estas jornadas ha sido nuestro habitual reportero, el seminarista Luis Sierra. Él asegura que disfruta siempre mucho de estas jornadas. “En este caso, especialmente”, añade, “puesto que la catequética, tema de este año de las jornadas, es una disciplina en la que Zaragoza ha trabajado muchísimo y de la que ofrece en el CRETA una licenciatura de Teología catequética. Por eso, el hecho de poder compartirlo con personas que vienen de fuera especializadas en la materia es un gustazo”
A Luis Sierra le gustó especialmente la ponencia impartida por el subsecretario del Sínodo, Mons. Luis Marin. “Él nos animó a abrir el corazón al espíritu, a hacerlo desde una mistagogía abierta, colocándonos cada uno en su puesto, cada uno según su ministerio, según su labor, pero trabajando todos a una, como en una orquesta sinfónica en la que todos los instrumentos tocan una misma obra”.
En cuanto a las comunicaciones que tuvieron lugar ayer por la tarde, Luis nos desvela cuáles fueron sus puntos principales: “El profesor y doctor Pablo Vadillo introdujo tres perspectivas del mismo asunto. En primer lugar, Fernando Jarne vino a contar su experiencia catequética desde la visión de sacerdote. También, la hermana Patricia, de los Paúles, vino a contar toda esa labor con catequesis a personas que pertenecen a grupos especializados, grupos concretos que a veces no tienen cabida o sí, según también nuestra actuación y nuestra acogida. Y también participó una catequista con más de 30 años de experiencia en la parroquia del Carmen, que aportó ese plus de labor de trabajo de todas estas de cada”
En cuanto a la charla impartida esta mañana por Eduardo Lorenzo sobre “La comunidad cristiana, sujeto de la catequesis”, Luis sierra destaca el testimonio dado por el ponente desde su experiencia como párroco: “Nos hablaba de las veces que los sacerdotes tienen que estar especialmente abiertos a los carismas del espíritu. Siempre con un corazón de acogida a todas esas personas, esos jóvenes que se encuentran en espacios como la renovación carismática, el camino neocatecumenal, Effettá, o Hakuna, entre otros”.
Luis Sierra concluye sus declaraciones afirmando que “estas jornadas son una oportunidad única, tanto para laicos, como para sacerdotes, diáconos, obispos, para todos los que nos encontramos aquí. También para mí como seminarista es una oportunidad muy especial. Yo creo que es bonito y es importante que en todo Aragón tengamos la oportunidad de encontrarnos con una teología actual que bebe de la tradición que al final nos enseña que vamos subidos a hombros de gigantes”.