Concluye en Huesca la fase diocesana del Sínodo de los Obispos

Miguel Barluenga
30 de mayo de 2022

La Diócesis de Huesca concluyó el 28 de mayo la fase previa al Sínodo de los Obispos con la presentación de la síntesis elaborada a partir del trabajo realizado en grupos y parroquias. El grupo dedicado a animar y coordinar este paso previo estaba compuesto por el sacerdote Lorenzo Naya, enlace con la Secretaría General para el Sínodo de la Conferencia Episcopal Española (CEE); Mónica Álvarez, seglar de un arciprestazgo rural; Rafael Gállego, sacerdote miembro de la vida consagrada y de una comunidad educativa; María Nieves Susín, seglar perteneciente al ámbito del apostolado seglar, y Francisco Raya, sacerdote del ámbito rural.

Las conclusiones se presentaron en el Salón del Tanto Monta del Museo Diocesano y el 11 de junio varios miembros de este grupo de trabajo participarán en el encuentro final para todas las diócesis españolas que se celebra en Madrid. Han participado un total de 55 grupos y 532 personas: sacerdotes, parroquias, consejos de unidad pastoral comunidades de vida consagrada y monásticas y grupos de comunidad educativa, Acción Católica o Pastoral Juvenil.

1. Los compañeros de camino

Necesitamos propiciar el encuentro y el diálogo, deconstruyendo el mensaje complejo o la exclusión del orgullo y falsa perfección.

2. Escuchar

Primero necesitamos escuchar a Dios y su Palabra. También el rico magisterio materno y bimilenario de la Iglesia. Desde ahí podemos escuchar la vida de cada persona. Debemos volver a escuchar el dolor del mundo, la desnudez de la existencia y la necesidad,a los jóvenes y niños con sus motivaciones e inquietudes.

3. Tomar la palabra

También necesitamos participar en la Iglesia con nuestra palabra, pero necesitamos cumplir una serie de requisitos: con caridad y claridad. Discernida desde el Evangelio y no desde lo que nos conviene, evitando caer en la corruptela de reafirmar mis posturas antes que la verdad. Hemos de superar los miedos y complejos para expresar al mundo la Verdad que da significado a nuestra vida que es el Misterio de Dios Trinidad.

La Iglesia también tiene sus propios cauces de comunicación y participación hacia dentro y también hacia afuera. Y los cristianos, como seres sociales que somos, debemos dar también con respeto y valentía nuestra opinión y testimonio desde una conciencia recta y madura.

4. Celebrar

Debemos reconocer con dolor que la celebración de los misterios de la fe queda lejos de la mayoría cristiana si observamos los índices de participación. Es necesario fomentar la participación, impulsar ministerios, vivir la celebración litúrgica, especialmente la eucaristía, fuente y culmen de la vida cristiana. Palabra, Liturgia, Caridad.

5. Corresponsables en la misión

El sacerdocio común del que participamos por el bautismo nos convierte en enviados con la gracia del Espíritu Santo, enriqueciendo además a su Iglesia con dones y carismas. Es necesario valorar la dimensión misionera de todo bautizado, anunciar el Evangelio con alegría de palabra y obra.

Se considera escaso el acompañamiento a los fieles que se comprometen en la sociedad, primando quizá más la doctrina que el apoyo. Es necesario recordar, volver a pasar por el corazón, que la misión evangelizadora es tarea propia de todo bautizado, del sacerdocio común y ministerial.

6. Dialogar en la Iglesia y en la sociedad

Las jornadas diocesanas y consejos diocesanos han perdido frescura bajo apariencia de “tablón de anuncios”. Lamentamos constatar que hemos retrocedido en diálogo diocesano e interdiocesano. La relación con otras religiones se estima como nula.

7. Con las otras confesiones cristianas

Son diversos los lugares para el diálogo intraeclesial: consejo presbiteral, consejo diocesano de pastoral, consejo parroquial, consejo de economía… Entre ellos se considera dificultosa la interconexión. Se rehúye de los conflictos, que acaban enquistándose, o de tomar decisiones que puedan generar polémica, incomprensión o dolor.

La relación con otras confesiones cristianas se considera muy escasa y respetuosa, viendo que nos falta descubrir y creer que estamos unidos “por un mismo bautismo”.

8. Autoridad y participación

Aquello que se presenta como programación anual debería anunciarse mejor; a veces, no hay una identificación clara de los objetivos, falta marketing y todo ello provoca que el camino y los pasos sean complicados. También hay posibles mejoras que podemos emprender: revitalizar los consejos parroquiales, haciendo efectivas las necesidades de la comunidad. Es importante asentar bien en esta etapa sinodal los consejos de pastoral en cada parroquia. También se echa de menos una línea pastoral más definida de autoridad, mayor presencia de delegaciones y ministerios laicales puesto que su inserción eclesial es buena y necesaria.

9. Discernir y decidir

Prácticamente, todos los grupos apuntan la importancia de escuchar al Espíritu, desde la oración y la Palabra, consenso que nace de la común obediencia al Espíritu. La Iglesia, aunque no es una democracia, también debe asumir responsabilidades advenientes de un consenso mayoritario tomadas con responsabilidad. A nivel parroquial, se constata que no se implica mucho a los fieles en la toma de decisiones.

10. Formarse en la sinodalidad

Asumimos que este debe ser el trabajo en la Iglesia, salir de nuestra cómoda y tradicional actitud de participar en la eucaristía y sostener económicamente a la Iglesia, siendo miembros más vivos y activos. Se debe fomentar la participación en aquellos grupos que ya existen en la Iglesia y que sean cauces renovados de ser Iglesia en Cristo.

Mejorar nuestra divulgación dentro de la Iglesia. Fomentar los encuentros con obispo, párrocos, sacerdotes para escucharnos, y enriquecer nuestra mutua visión. Asumir que la “espiritualidad sinodal”, el caminar juntos, está destinada a ser un principio educativo para la formación de los fieles, las familias y comunidades.

Anexo con las aportaciones de los niños

Escuchar

Escuchamos hablar de Jesús en diferentes momentos y lugares; en clase de Religión, en la Iglesia, a veces con los amigos, con los catequistas y sacerdotes. Son nuestros padres los que más nos hablan de Jesús.

Celebrar la fe y la vida

Vamos a misa los domingos y nos gusta participar en ella. Por eso pedimos que haya más momentos para poder participar, ya que nos gusta leer, pasar el vino, cantar…

Propuestas

Varias de las propuestas se dirigen a hacer más amenas las celebraciones, revisar los cantos, las posturas y gestos, los temas de las homilías.

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