Conclusiones y vídeo de la cuarta edición del encuentro ‘Churchcom’

Iglesia en Aragón
23 de enero de 2021

La cuarta edición del encuentro ‘ChurchCom’, celebrada bajo el título ‘Impulsa tu proyecto en el océano digital’, nos deja claro que internet no es un océano azul, como se conoce en el ámbito empresarial a los mercados donde la competencia es nula o irrelevante, sino que es un terreno donde es fácil estar presente pero muy difícil ser relevante. Hay muchas voces, mucho ruido, y cuesta ganarte el tiempo y la atención del púbico. 

El Arzobispo de Zaragoza, don Carlos Escribano, enmarcaba el evento formulando un gran reto: el desafío de la Iglesia no es tanto evangelizar en la Red, sino evangelizar la Red. Un matiz relevante que supone esfuerzo, creatividad y la capacidad de dar respuesta a lo que habita en lo más hondo del corazón humano. El desafío es crear comunidades fuertes, abiertas y evangelizadoras, capaces de salir al encuentro del hombre de hoy y acogerlo.

Bajo este marco, los ponentes han compartido ideas y experiencias que podríamos sintetizar en quince claves: 

1. Las dificultades para hablar de Dios son la falta de fe y la falta de amor. El mayor freno es interno, no externo. Porque si amas a alguien, no vas a tener problema para hablar de ese amor. Encuentras un tesoro y quieres compartirlo.

2. Hay que pasárselo bien anunciando a Cristo. No podemos hablar del atractivo del Evangelio “con cara de vinagre”, como dice el papa Francisco. Si contagias algo positivo, la gente se acerca. Si no, se aleja. Lo tenemos fácil: el gancho es Dios.

3. No hablamos a la masa, nos dirigimos a personas concretas. Existen personas que reciben un mensaje. Si Dios se cuela ahí, pueden pasar cosas. Dios utiliza todos los canales de comunicación que están a nuestro servicio. 

4. Saber que Cristo está vivo obliga a una actualización constante. No podemos comunicar la Buena Noticia con canales que han envejecido. Cristo está siempre al día, lo que nos obliga a estar en vanguardia para no transmitir un mensaje envejecido. Jesús, hoy, no lleva sandalias.

5. Ojo, una tentación. Hay que confiar en el Evangelio, no transformarlo para intentar ganar más seguidores. Las formas importan tanto como el contenido. Pero Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre. No lo maquillemos, que ya no puede ser más atractivo. Lo que hay que actualizar son las formas. 

6. El mundo digital es un mundo real, lleno de luces y sombras. Se pueden ganar o perder amigos, y también se puede encontrar o perder la fe.

7. Estrategia y planificación. Antes de lanzarse a una red social, hay que pensar con realismo y audacia. Preguntas básicas: a quién me dirijo, con qué objetivo, con qué contenido, con qué equipo, cómo puedo ser amable y de qué forma voy a medir para saber qué formatos o publicaciones funcionan mejor.

8. Antes de hablar hay que escuchar. La comunicación ya no es unidireccional, sino bidireccional. Hace falta una escucha activa, responder, interactuar. Necesitamos jóvenes dispuestos a abrir camino. 

9. Nos dirigimos a personas, no a robots. Tratemos de construir relaciones humanas, siendo auténticos. Hay que ser coherentes y predicar con el ejemplo. El mundo necesita testigos, más que maestros.  

10. Elaborar buen contenido. Y ello pasa, en primer lugar,  por sentir lo que se comunica. Hace falta pasión, pero también sencillez, cuidado y elegancia. Somos cristianos las 24 horas del día. 

11. Contar la verdad, sin complejos, con frescura, desparpajo y constancia. Para fidelizar al público, es necesario comprometerse con él. 

12. Humildad ante la crítica: qué hay de verdad tras los mensajes críticos, ¿puedo mejorar algo? Ya sabemos que hace más ruido un bosque que cae que un bosque que crece. 

13. Huir de la mediocridad, con formación y fuerza de voluntad. Perseguir siempre la excelencia, personalizando los mensajes en cada canal. 

14. Los eventos online son una oportunidad para romper las barreras del espacio y del tiempo. Las imágenes en directo y los testimonios online fomentan la evangelización. Zoom es solo una de las plataformas que están a nuestra disposición y que debemos explorar, para elegir en función de nuestras necesidades.  

Y 15. El mundo digital tiene sus propias reglas, pero hay un requisito básico e indispensable que es común tanto en el mundo online como offline: tener conciencia de nuestra participación en la vida de la Iglesia. Si existe ese sentido de pertenencia, nos acompañará allá donde estemos.

De algún modo, estos quince ítems recogen las principales claves del encuentro. Aunque a veces no lo parezca, las calles digitales están llenas de soledad y de personas con múltiples necesidades que esperan el amor de Dios.   

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