La S.I Catedral de Tarazona se llenó ayer de fieles para celebrar la fiesta de la Traslación de las Reliquias de San Atilano, patrón de la ciudad. Ayer 28 de agosto fue el día grande de las fiestas patronales de la ciudad.
Con la asistencia de la corporación municipal, de diversas autoridades, del Cipotegato 2024 y con las reliquias de San Atilano presidiendo la celebración, el obispo de la Diócesis de Tarazona, Mons. Vicente Rebollo, invitó a los presentes a «ser servidores» de sus semejantes de la misma manera que lo fue San Atilano, del que ha destacado su humildad, su servicio a Dios y su confianza en El.
«La humildad de San Atilano es ese servicio que hace que uno se olvide de uno mismo, que nos ayuda a descubrir las cosas buenas del otro. San Atilano llegó casi a renunciar por creer que no daba el mejor servicio», señaló don Vicente, que destacó la confianza en Dios que tuvo siempre el santo. «Las personas tenemos capacidad para poder hacer muchas cosas con la ciencia, con la tecnología, pero siempre tenemos que tener la referencia de Dios porque la confianza en Dios nos ayuda a no ser egoístas y a entregarnos a los demás. El cortoplacismo se impone en nuestra vida pero la confianza nos ayuda a superarnos y a mirar el futuro con esperanza para superar las dificultades y el desánimo», aseveró el obispo de Tarazona.
La tercera lección que nos dejó el patrón de Tarazona que resaltó Mons. Rebollo Mozos es el «amor a los pobres a los que tanto quería San Atilano». «Hoy esto para nosotros es un reto»-indicó don Vicente-. «Tenemos que vivir atentos para ver quién nos necesita. No es fácil, pero apoyados en Dios descubriremos a los que nos necesitan». En ese momento, el obispo de Tarazona tuvo unas palabras para Cáritas diocesana Tarazona para resaltar su labor. Asimismo agradeció al ayuntamiento de Tarazona y a la Comarca de Tarazona y el Moncayo el apoyo económico que brindan a la organización. Don Vicente señaló que con esta labor de ayuda a los demás se busca «el bien de los otros, no los aplausos».
La Santa Misa estuvo concelebrada por los miembros del Cabildo Catedralicio, varios sacerdotes diocesanos y por el diácono permanente. Un año más, la Coral Turiasonense cantó en la eucaristía bajo la dirección de Javier Royo, solemnizando la celebración. Tras la misa, tuvo lugar la tradicional procesión con las reliquias de San Atilano portadas por las peñas de Tarazona por las calles de la ciudad.