Con la invitación a compartir la alegría de creer, han tenido lugar las “Charlas Cuaresmales” organizadas por las parroquias de la ciudad de Barbastro, en los días 12, 13 y 14 de marzo, y dirigidas por dirigidas por don Pedro Escartín Celaya, secretario general del Obispado y delegado diocesano de Apostolado Seglar. En clima de oración se han desarrollado tres propuestas. La primera, que “la fe, como el amor, hay que regarla cada día” y ese riego es la oración, que hace posible seguir a Jesucristo en estos “tiempos líquidos”, en los que priman los compromisos débiles y pasajeros. Nunca ha sido fácil creer en el Dios de Jesucristo y los cristianos siempre han tenido que remar contra corriente. Por eso, los cristianos actuales no son los “últimos mohicanos”, sino la mediación por la que Dios sigue presente en un mundo donde tanta gente le ignora.
La propuesta del segundo día alentó el atrevimiento de llamar “papá” a Dios. La tentación más perniciosa es apartar a Dios de la vida porque hay cosas que parecen más urgentes. Cuando se piensa que Dios es superfluo, es entonces cuando fracasan esas cosas presuntamente más importantes. En la fe cristiana, esta absoluta prioridad de Dios se concreta en un Dios que se dice Padre o, mejor aún, “abba” (papá), tal como Jesucristo lo nombraba cuando se dirigía a él.
El tercer día se dedicó a proponer la “otra” cara del domingo, como un espacio privilegiado para vivir la alegría, el descanso y la solidaridad desde un gratificante encuentro con Dios y con los hermanos en la Eucaristía dominical. Por fin, en el cuarto día la comunidad fue convocada a vivir la experiencia del perdón que libera, en una celebración comunitaria del Sacramento de la Penitencia.