Los crivillenenses celebraron el día 1 la festividad de San Gil, que junto con San Ramón son los patrones y los días grandes de la localidad.
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Nuestro obispo no quiso perderse la celebración de San Gil Abad, participando en la procesión del santo desde la ermita a la parroquia. La ermita de San Gil es de estilo barroco de finales del siglo XVII.
San Gil era uno de los catorce santos auxiliadores, abogado de los pecadores, protector de pobres, tullidos y arqueros, abogado contra el miedo, defensor contra enfermedades como la epilepsia, llamada “mal de San Gil”. Desde siempre se le ha tenido mucha devoción en Crivillén, y el pueblo lo reconocía “como protector de sus necesidades”.