El Obispo de Barbastro-Monzón presidió el sábado, 28 de septiembre, la eucaristía en la que se celebró el rito de envío diocesano de los catequistas y profesores de Religión, un modo de expresar que en su labor actúan en nombre de la Iglesia. La ceremonia supone, por un lado, la renovación de la confianza en su compromiso y, por otro, el agradecimiento por la tarea que realizan estos más de 160 hombres y mujeres.
«Habéis sido escogidos para servir», recordó el Obispo a los enviados, un mensaje que hizo extensivo a todos los bautizados, afirmando que «todos somos panes de la misma masa. Tenemos que ser la mejor Palabra en en corazón del mundo. ¿Qué importa si damos catequesis o Religión? ¿Si acompaño a enfermos o soy voluntario de Manos Unidas». Todos, subrayó evocando la imagen de la «orquesta diocesana», somos instrumentos para una misma partitura y bajo un mismo director.
«Aquí estáis cada uno de vosotros siendo signo de la presencia de Dios», repitió don Ángel en referencia a todos los presentes, a quienes invitó a besar el Evangelio, un compendió de «los wasaps de Dios, así se lo digo muchas veces a niños y jóvenes».
Tras este primer gesto, el obispo llamó a los profesores y catequistas llegados desde los cuatro arciprestazgos diocesanas para que se colocaran a los pies del presbiterio. Desde este lugar realizaron su confesión de fe como manifestación de su compromiso y disponibilidad.
A continuación, el moderador de la Unidad Pastoral de Barbastro, Omar Quilcaro, pronunció la bendición del Señor sobre ellos para que Jesús les ayude en su misión evangelizadora. Las responsables diocesanas de Catequesis, Sonia Orús, y Enseñanza, sor Paquita Giménez, les repartieron un ancla, junto a una frase del papa Francisco: «Esperar significa e implica un corazón humilde, pobre».