Carta del obispo de Tarazona – Semana Santa, semana para la Esperanza

Vicente Rebollo Mozos
11 de abril de 2025

Nos disponemos a celebrar la Semana Santa, los días más grandes, más importantes, más esperanzadores para los cristianos y para todas las personas, aunque no quieran, bien porque los vean como unas vacaciones, no sean creyentes o simplemente sean para ellos unos días cualquiera. Pero, los frutos de esta semana también les afecta, porque la muerte y la Resurrección de Cristo es para todos y para siempre. El señor sabe cómo hacer que su gracia misericordiosa redunda en beneficio de todos. Esto, a nosotros creyentes, nos debe animar a vivir con mayor intensidad estos días.

Este año jubilar en el que nos sentimos peregrinos de esperanza, os invito a que nos acerquemos a las celebraciones con el corazón abierto para que el Señor le colme de su amor y su esperanza, con el corazón lleno de las personas que, a nuestro alrededor, viven sin esperanza y sin posibilidad de alcanzarla. El Papa Francisco nos decía “todos esperan. En el corazón de toda persona, anida la esperanza como deseo y expectativa del bien” (SNC1). Por eso, podemos considerar como débiles y pobres a los que viven sin esperanza. Tenemos un motivo por el que celebra esta Semana Santa, crecer en esperanza.

Comenzaremos este Domingo de Ramos contemplando la esperanza hecha ilusión, alegría en los niños, en las personas que claman a Jesús como el Rey de los Judíos. No era un recibimiento en Jerusalén vacío, de mera apariencia, aquella gente vivió el entusiasmo de contemplar al que esperaban desde siglos para salvarlos. Tarea para nuestra vida descubrir las muchas fuentes de esperanza que el Señor nos envía.

El Jueves Santo contemplaremos a los apóstoles celebrando la Última Cena con Jesús, recibiendo el mandamiento del amor como fuente de esperanza, dejándose lavar los pies como signo de un nuevo estilo de vida del seguidor de Jesús, dejándose alimentar por el que es la fuente de la vida eterna. Que nos ayude esta celebración a tener siempre ganas del alimento que nos da la vida.

El Viernes Santo viviremos la mayor prueba de amor que hemos recibido las personas. Dios muere por nosotros, el inocente por los culpables. Con S. Francisco decimos, “Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos porque por tu santa cruz redimiste al mundo”. Tendremos ante nosotros el mayor escándalo y a la vez, fuente de esperanza, nuestros pecados han sido muertos con Cristo en la Cruz y de ese árbol de muerte, nos brota la vida para siempre. Misterio de amor que adoramos en silencio.

Y en silencio seguiremos hasta la Noche Santa de la Resurrección, la feliz noticia de que la muerte ha sido vencida. Así “la resurrección de Cristo es nuestra esperanza más segura” (S. León Magno). Gozo, alegría, que celebraremos con intensidad los 50 días de Pascua, con nuestra vida renovada y llenos de esperanza, porque ya “nada ni nadie podrá apartarnos del amor de Dios” (Rm 8, 39). Por Cristo, hemos sido perdonados de nuestros pecados, con Cristo somos llamados a vivir una nueva vida, la de hijos de Dios.

Os deseo una esperanzada Semana Santa y una feliz Pascua de Resurrección.

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