La Santa Sede ha hecho público su mensaje para la Cuaresma 2025, que comenzará el próximo 5 de marzo con el Miércoles de Ceniza. Bajo el lema “Caminemos juntos en la esperanza”, el Papa reflexiona sobre el «caminar juntos», planteando tres llamadas a la conversión: como peregrinos, en la sinodalidad, y la esperanza.
El camino de la conversión
En primer lugar, el Papa recuerda que la vida cristiana es un camino de peregrinación y de constante transformación. Inspirado en la experiencia del Éxodo, llama a todos a preguntarse: «¿Cómo me dejo interpelar por esta condición de peregrino? ¿Estoy realmente en camino o un poco paralizado, estático, con miedo y falta de esperanza?». La conversión comienza con este reconocimiento de nuestra condición de viandantes hacia la casa del Padre.
Sinodalidad y unidad eclesial
La segunda dimensión subrayada por el Papa es la importancia de recorrer este camino juntos. Retomando el espíritu del Sínodo sobre la Sinodalidad, Francisco afirma que «los cristianos están llamados a hacer camino juntos, nunca como viajeros solitarios». El caminar juntos implica escucha mutua, unidad y la superación de toda forma de egoísmo o indiferencia: «Significa caminar codo a codo, sin pisotear o dominar al otro, sin albergar envidia o hipocresía».
El Papa también exhorta a examinar si en nuestras comunidades se vive realmente esta sinodalidad, preguntándose: «¿Somos capaces de caminar con los demás, de escuchar, de vencer la tentación de encerrarnos en nuestra autorreferencialidad?». Es una llamada clara a la conversión eclesial, a superar la fragmentación y a redescubrir la dimensión fraterna de la fe.
La esperanza que no defrauda
El tercer eje del mensaje pontificio es la esperanza, la gran certeza que sostiene el camino del creyente. Recordando las palabras de san Pablo, el Papa reitera: «La esperanza no defrauda» (cf. Rm 5,5). Cita también a Benedicto XVI, quien en su encíclica Spe salvi afirmaba que el ser humano necesita un amor incondicionado, esa certeza que le permite confiar en la victoria final de Cristo.
El Papa pregunta a cada cristiano: «¿Poseo la convicción de que Dios perdona mis pecados, o me comporto como si pudiera salvarme solo? ¿Vivo concretamente la esperanza que me impulsa al compromiso por la justicia, la fraternidad y el cuidado de la casa común?». Así, el Pontífice vincula la esperanza con la acción, con el testimonio concreto del amor de Dios en el mundo.
María, Madre de la Esperanza
El mensaje concluye con una invocación a la Virgen María, Madre de la Esperanza, para que interceda y acompañe a los fieles en este camino cuaresmal.
Con este mensaje, el Papa Francisco ofrece a la Iglesia un itinerario de renovación interior, invitando a todos a vivir la Cuaresma como un tiempo de gracia, de fraternidad y de esperanza en la promesa de la resurrección.