Hoy, en la décimo segunda edición de las ’24 Horas’ de Manos Unidas, volvemos a reunirnos para encender una luz que guíe hacia un mundo más justo y solidario. En diversos rincones del planeta, miles de velas arden con un propósito común.
En un mundo marcado por divisiones y fronteras, hoy elegimos unirnos bajo esta luz compartida sin importar nuestro origen o identidad.
La llama que hoy encendemos simboliza nuestro firme compromiso con un futuro donde cada ser humano tenga acceso a sus derechos fundamentales, donde la justicia sea el principio rector y la compasión supere a la indiferencia.
Al encender nuestras velas, reafirmamos que cada pequeño gesto de bondad, cada acto de solidaridad, es una chispa capaz de avivar el fuego del cambio. Que esta luz sea un recordatorio constante de nuestra fuerza colectiva. Que cada vela encendida hoy se convierta en un faro de esperanza en medio de la oscuridad.
Al unirnos, tenemos el poder de construir un mundo más justo y luminoso, donde la solidaridad no conoce límites. Ahora, guardemos un momento de silencio mientras elevamos nuestra oración a Dios.
Ven Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Enciende nuestros corazones con el fuego de tu Amor y de la solidaridad.
Que esta llama que prendemos, sea la chispa que ilumine nuestro compromiso con la Creación. Que nuestros hábitos de vida sirvan para cuidar la diversidad biológica, la integridad de la Tierra, las aguas, el suelo y el aire. Cuidar a la familia humana y contribuir a la construcción de la fraternidad universal.
Oramos por:
Los millones de personas, especialmente mujeres y niños, que carecen de agua, comida y vivienda.
Los migrantes climáticos que se ven obligados a abandonar su tierra, su familia, su cultura y su historia, a causa de la miseria provocada por la degradación de la casa común.
Quienes gestionan los recursos de la tierra, para que pongan en el centro a las personas con el horizonte del bien común.
¡Oh Dios, Señor de la Creación! Danos tu Espíritu que ilumine nuestras vidas para acoger y compartir tu Amor derramado en el Universo, llenándolo de belleza.
Ayúdanos a cuidar la casa común para que todos tus hijos gocemos de sus bienes.
Amén.