La recién estrenada sala de reuniones de la Casa de la Iglesia recibió a los cerca de 200 asistentes al inicio de curso diocesano que, con el objetivo de afianzar objetivos, visualizar a quienes sostienen las estructuras geográfica y pastoral, y disfrutar de un tiempo compartido y alegre, se celebró el pasado día 28. La responsable de Comunicación dio la bienvenida a los asistentes y recordó los objetivos, general y específicos del curso, así como las acciones concretas para su materialización, aprobadas en el último Consejo Diocesano de Pastoral.
A continuación, tomaron la palabra los delegados de Caridad -Julia Lirios Tormo-, Anuncio -Paco Cabrero- y Comunión – Nacho Cardona-, para recordar su misión particular y presentar tanto las áreas pastorales que dependen de su delegación, como a sus responsables y, además, a las personas que en cada unidad pastoral se encargan de esa delegación. Finalmente, los responsables de Cofradías -Enrique Padrós- y Celebración -Silvia Peropadre- marcaron las prioridades de sus áreas, englobadas en la delegación de Celebración.
Tras la exposición, los asistentes, divididos en ocho grandes grupos, participaron en un juego de preguntas y respuestas acerca de la historia y actualidad diocesana. Para este desafío, en formato kahoot, cada equipo nombró a un portavoz que, utilizando el teléfono móvil como mando, respondía a preguntas con cuatro opciones de respuesta del tipo ¿Cuántos arciprestazgos tiene la diócesis?, ¿quién fue su primer obispo?, ¿cuál es su patrón?, ¿quién es el responsable de Patrimonio? Así, hasta veinte cuestiones que resolvieron con certeza y mayor rapidez, y con muchas risas, las Yellow stars. Su portavoz, el sacerdote Wilson Montes, resumió muy bien lo vivido como un trabajo en equipo con el que, puesto que habían cambiado de situación en la sala, habían experimentado como otros equipos lo habían vivido.
La proyección del vídeo de la campaña del Día de la Iglesia Diocesana, con el lema «Orgullosos de nuestra fe», dio paso a la eucaristía, en la capilla de la Casa, presidida por el obispo y solemnizada por el coro Barmon. Don Ángel, que leyó en su homilía Siempre miel, nunca veneno de Javier Benedí, concluyó su alocución dando las gracias «de corazón, porque hoy uno también se siente orgulloso».
El tiempo acompañó y el jardín fue escenario del almuerzo, charlas y buen ambiente que imperó en la jornada.
