Barbastro honró a su patrona, la Natividad de Nuestra Señora, con la tradicional ofrenda de flores y frutos en la Plaza Aragón y la posterior eucaristía en la S.I. Catedral de Barbastro. Don Ángel presidió la misa, con asistencia de la corporación municipal, autoridades locales, comarcales y provinciales, así como las damas mayores e infantiles, ferranqueras y numerosos representantes de asociaciones, peñas y entidades de la ciudad que participaron en las lecturas, preces y ofertorio. La Coral Barbastrense solemnizó la celebración, a la que también se unieron las voces de la Agrupación Folclórica del Somontano, con la jota a la Virgen interpretada por Óscar Torres, y de Antonio Latorre.
El deán de la Catedral, José Huerva, predicó una motivadora homilía en la que afirmó que «la esperanza es la alegría de vivir; es el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones. Y viene de saber que el Señor siempre cumple sus promesas». En este sentido, exhortó a los fieles «a vivir la vida como un regalo» en una sociedad «incapaz de agradecer todo lo que no ha pedido y de hacer nada por los demás que no se vaya a cobrar». Así, les invitó a «dejar de estar pendientes de sí mismos» para no perderse la «belleza de la presencia de Dios».
Ofrenda de flores y frutos
Organizada por la Asociación de Amas de Casa y Consumidores del Somontano, la ofrenda reunió a más de una treintena de entidades, además de familias, que depositaron ante una imagen de la Virgen de El Pueyo sus flores y frutos. La Asociación de Amigos de la Banda de Música Ciudad de Barbastro, que cumple su 25 aniversario, fue la encargada de realizar la oración a la Virgen. Alfredo Ordaz recordó la presencia de la Banda en momentos festivos -como san Ramón o la Natividad de Nuestra Señora-, así como sus integrantes y la música que en más de dos décadas han interpretado. «Nuestro mayor deseo es que la Virgen nos ayude a continuar en los próximos años y mejorar en lo posible», afirmó Alfredo Ordaz, que puso sus deseos «como nuestro mejor ramo de flores ante nuestro público y nuestra Madre, la Virgen de El Pueyo».
En esta ocasión, los monjes el Instituto del Verbo Encarnado, custodios del monasterio de El Pueyo, cerraron la ofrenda, junto a José Huerva, que encabezó la procesión con la imagen de la Virgen hasta la Catedral, donde les esperaba el obispo.