El fecundo magisterio del papa Francisco a lo largo de sus diez años de pontificado nos ha dejado homilías, discursos, exhortaciones y encíclicas de gran interés, buscando caminos de evangelización para hacer realidad el hecho de estar, como Iglesia en salida, en estado de misión permanente.
Una de esas propuestas viene recogida en su carta encíclica Laudato Si’ (mayo 2015). En ella hace un exhaustivo análisis de la situación actual y en el desarrollo de su escrito propone una realidad que interpela: no existen dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental (LS 139). La respuesta a la misma requiere un cambio de estilo de vida, una conversión ecológica que implica dejar brotar todas las consecuencias del encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que nos rodea (LS 217). Una encíclica que el Papa dirige no solo a los católicos, si no a todas las personas de buena voluntad (LS 63).
Para llevar adelante estas tareas la Santa Sede, a través del dicasterio para la promoción del Desarrollo Humano Integral, ha instado a las conferencias episcopales de los distintos países a que propongan a las diócesis la creación de delegaciones diocesanas de Ecología Integral. En nuestra Archidiócesis de Zaragoza, siguiendo esta propuesta se ha constituido una nueva delegación episcopal con este cometido y, como ya se ha dado a conocer, será presentada el próximo 21 de septiembre.
La tarea principal que tendrá esta delegación, dentro de nuestro Plan Diocesano VITA, será la sensibilización y formación del pueblo de Dios, colaborando con el resto de delegaciones episcopales, vicarías, movimientos, etc., en este basto y irrenunciable campo de la evangelización. El reto es llegar a toda la comunidad eclesial, tratando de hacerla consciente de los desafíos ecológicos que se nos plantean y el redescubrir que la respuesta ante los mismos está relacionada con nuestra vocación bautismal. Se trata en definitiva de sensibilizar sobre la necesidad de un cambio personal y comunitario para descubrir cómo podemos contribuir personalmente, como miembros de nuestras familias y como comunidad, a mejorar las condiciones del planeta y de las personas
También será necesario crear cauces de diálogo con el resto de la sociedad (ONGs, universidades y centros de investigación, otras confesiones…) para el encuentro y desarrollo mutuo en temas relacionados con la ecología integral. La atención a la grandeza de la Creación nos permitirá sin duda, encontrar espacios comunes de trabajo y evangelización con los alejados y los ausentes de la vida de la Iglesia.
Gracias a los que asumen generosamente el trabajo a realizar: al nuevo delegado, Carlos Revuelto, y al equipo que le acompaña. Pedimos a Nuestra Señora del Pilar que bendiga la andadura de esta nueva delegación episcopal en nuestra Iglesia diocesana y que sean muchos los frutos que se deriven de su esfuerzo.