Las visitas pastorales son recorridos que realizan los obispos por las parroquias de su diócesis. Son una oportunidad para animar a la comunidad cristiana, examinar las estructuras de la parroquia y conocer el bienestar espiritual de los fieles.
De igual forma, la Visita Pastoral es una oportunidad en sí misma para «reanimar las energías de los agentes evangelizadores, felicitarlos, animarlos y alentarlos; es la ocasión para invitar al pueblo fiel a la renovación de la propia vida cristiana» (Directorio para el ministerio pastoral de los obispos, n.º 220).
En la emisión del pasado viernes 4 de abril en el «Espejo de la Iglesia en Aragón» de COPE entrevistamos a Don Carlos M. Escribano, arzobispo de Zaragoza. A continuación, transcribimos la entrevista.
El arzobispo ya ha realizado durante este curso tres visitas pastorales, las tres han sido a parroquias de Vicarias Urbanas. Recordamos que nuestra Archidiócesis de Zaragoza se compone de seis Vicarias, cuatro de ellas son urbanas y dos rurales. Pues bien, estas tres primeras como decíamos han sido a parroquias de la ciudad de Zaragoza y las dos siguientes se desarrollarán en ámbito rural, una será en el Arciprestazgo de Zuera y la otra en el de Cariñena-Muel. En esta última que ha tenido lugar en el Arciprestazgo de Santa Engracia, nuestro arzobispo, ha visitado las parroquias de San Antonio de Padua, Santa Rita, Sagrado Corazón de Jesús, Santa Engracia y el Perpetuo Socorro.
Rocío Álvarez: Para hablar más de ello Entrevistamos a Don Carlos. Don Carlos, bienvenido, buenas tardes.
D. Carlos Escribano: ¿Buenas tardes, encantado estar con vosotros?
R.Á.: D. Carlos en su carta pastoral de esta semana hace mención a la oportunidad que supone las visitas pastorales para conocer a la gente que se va encontrando en cada parroquia y comunidad que visita y también que es una oportunidad para valorar la eficacia de las estructuras, instrumentos pastorales destinados al servicio de la evangelización. Algunas de las piezas clave precisamente de nuestro plan diocesano actual son la conversión pastoral, la regeneración comunitaria y el primer anuncio. Es decir, aumentar nuestra fe, crecer y comprometernos en nuestras comunidades y salir a anunciar ese gran tesoro de nuestra fe a nuestro entorno. Haciendo el balance de lo que ha podido ver en sus últimas visitas pastorales, ¿cuáles cree que son nuestros puntos fuertes en este sentido y de qué manera podemos ir dando pasos para activar nuestra identidad misionera?
D.C.E.: Bueno, quizás lo primero, decir que la visita pastoral es un momento muy importante en lo que es la vida de la diócesis, pero particularmente en la vida del obispo. Como decías, es un momento de encuentro con las comunidades, de ver el pulso de las mismas, cómo se encuentran, qué objetivos tienen, cómo los van desarrollando. Y de ver también la concreción de lo que son nuestros objetivos pastorales a nivel diocesano que tu hacías un eco como muy bueno de lo que realmente pretendemos.
Cuando te encuentras en distintas parroquias, pues ves que hay algunos elementos que son comunes, yo creo que hay un anhelo en todas ellas de ver cómo se puede buscar esos espacios de primer anuncio, el cómo intentar concretar una dinámica misionera para ser realmente una Iglesia en salida, pero también te encuentras muchas comunidades que están muy consolidadas, que tienen un espíritu realmente de conversión, de querer ser fieles al don del bautismo que un día recibimos, de poder llevarlo adelante, de ver cómo llevamos adelante. Y, sobre todo, hay un elemento también común que es que en todas las parroquias te encuentras siempre equipos de gente, que es gente realmente extraordinaria, con una gran fidelidad, con un gran sentido de pertenencia a la Iglesia, con un gran deseo de evangelizar, y que buscan caminos para poder hacerlo. Algunas pueden hacerlo con más fortaleza, porque quizá tienen más tradición, están en un entorno sociológico, que a lo mejor les permite adentrarse en otras propuestas, porque la evangelización entre comillas aparentemente puede ser más fácil, las familias apoyan más, etc., etc., otras a lo mejor tienen alguna carencia en ese sentido, porque son parroquias donde el entorno quizá no es tan favorable o está más secularizado, pero en definitiva todas están caminando en esa perspectiva.
La última visita pasada que hicimos a Santa Engracia, el Arciprestazgo de Santa Engracia, de alguna manera esos elementos se acentúan de un modo especial, porque son comunidades más fuertes, algunos tienen colegios, tienen un gran potencial, tienen grupos que son muy activos y que, indudablemente, están buscando también esos caminos para la evangelización. El gran reto que tenemos a medio plazo, a corto plazo también, es cómo generar espacios misioneros y cómo concretar dinámicas de primer anuncio, o sea, habitualmente tenemos realidades en las que acogemos, la gente se integra en la experiencia parroquial, pero quizá nos cuesta un poco el hecho de salir con una dinámica misionera a anunciar el Evangelio, a tanta gente que convive con nosotros, pero que aún no conoce el amor de Dios hacia ellos, o quizá lo conoce de pasada o lo conoció en su momento y parece que lo ha olvidado, ese es un reto que tenemos que seguir abordando y que esperemos que lo consigamos concretar en acciones pastorales, siempre sabiendo que quien nos antecede es el Espíritu, que eso es lo fundamental, el Espíritu Santo.
R.Á.: Que buena radiografía. Hay una frase muy bonita que comenta en su carta, que dice que a lo largo de estos años ha podido constatar que las expectativas, con las que se preparan y viven los acontecimientos, determinan de algún modo los frutos que se derivan de los mismos. ¿puede explicarnos un poco mejor esta conclusión a la que ha llegado?
D.C.E.: El hecho de la visita pastoral siempre se prepara previamente en las comunidades, me refiero a eso. Las comunidades siempre hacen un análisis, muchas veces lo hacen los sacerdotes con el Consejo de Pastoral, con los grupos, evalúan un poco el cómo están, envían un informe, envían una serie de datos, una serie de estadísticas, pero también la descripción de una realidad pastoral. Cuando se hace esa preparación y también tiene una dimensión espiritual, esa preparación se produce una cogida que yo creo que al final es más efectiva, porque te permiten contrastar esos datos que te han pasado, esa realidad que están viviendo, lo que han podido analizar, para ver qué paso se pueden dar. Y entonces es mucho más sencillo el poder intentar llegar a sacar conclusiones, ante una realidad que hemos recibido, ante una realidad, que sabemos que está así, ante una realidad, en la que también encontramos nuestros límites, juntos podemos intentar dibujar espacios que nos permitan lanzarnos a una mayor evangelización. Habitualmente, las parroquias siempre preparan con ilusión el encuentro con el obispo en la visita pastoral, con lo cual luego puede haber muchos frutos que se deriven de ese encuentro, porque juntos buscamos caminos que nos permitan cumplir nuestros objetivos como ya decía.
R.Á.: Y durante esta visita Arciprestazgo de Santa Engracia no sé siquiera resaltar alguna experiencia, encuentro o desafío que le haya llegado, que le haya llamado especialmente la atención.
D.C.E.: Bueno, yo creo que todo en general, al final es verdad que yo en el Arciprestazgo de Santa Engracia tuve en su momento la suerte de poder ser párroco de dos de las parroquias que he visitado. Eso de algún modo sí que me ha llamado la atención porque he vuelto a ellas de un modo más profundo, pero claro han pasado 15 años en una y 18 en otra, es decir, con lo cual ha habido una evolución, lógicamente, sigue habiendo caras conocidas, otras han cambiado, has visto como ha ido evolucionando a la tarea pastoral, las he encontrado contención evangelizadora, pero bueno eso a nivel personal pues me ha hecho sentirme muy a gusto, muy en casa, no sé cómo decirlo, porque era terreno conocido, gente conocida, dinámicas conocidas, porque es curioso las parroquias, aunque van cambiando de servidores, la gente va, se introduce gente nueva, gente que ya ha estado, pero es como si mantuvieran una esencia, las parroquias tienen un modo de ser, un modo de hacer, que pasando el tiempo parece que quiere estar ahí, eso me ha llamado positivamente la atención y también me ha llamado la atención, pues el gran dinamismo evangelizador que hay en esas parroquias, todas ellas, cada una tiene un matiz distinto, algunas tienen una vertiente social, por ejemplo, San Antonio, con todo el centro social que tiene, es muy profundo, tiene una dinámica más misionera como puede ser el Perpetuo Socorro, otra tiene una gran fuerza de jóvenes como puede ser en estos momentos Santa Engracia y todas ellas tienen un matiz que las hace únicas, pero que a la vez les hace estar en esa dimensión de comunión para juntas buscar una tarea de evangelización, ya que comparten un mismo barrio, una misma realidad, aunque sea una realidad amplia, dentro de la ciudad, pero la comparten con un mismo sentir y con un mismo deseo de evangelizar.
R.Á.: ¿Y qué mensaje final de esperanza, de compromiso del que usted considere le gustaría dar a los feligreses en este momento?
D.C.E.: Bueno, pues un poco el que daba también es la visita pastoral, y que de alguna manera se use la conversación que hemos mantenido, el hecho de que Zaragoza tiene que ser una Iglesia misionera, y tenemos que adentrarnos en una evangelización en salida, intentando llevar el Evangelio a un contexto social y cultural que estamos yendo ahora, y eso supone una gran creatividad por nuestra parte, eso es un reto que tenemos que afrontar. Muchas veces te encuentras con la gente que sabe vivir el Evangelio, que lo vive con alegría, que lo vive con intensidad, pero cuando se tiene que lanzar a una evangelización efectiva, pues nos cuesta, nos cuesta encontrar caminos, nos cuesta encontrar el cómo hacerlo, estamos acostumbrados a que la gente venga y cuando viene con fe le tendemos y la realidad histórica ha cambiado, eso es, hay que seguir manteniéndolo, hay gente que sigue viniendo y hay que cuidarle, hay que potenciarle, hay que redescubrir el bautismo, pero tenemos que encontrar el cómo lanzarnos a la misión, ese sería el mensaje, vamos a encontrar caminos para la misión en este momento de la historia.
R.Á.: Muchísimas gracias Don Carlos, que maravilla, gracias por contarnos, rezamos por esos frutos pastorales de todo lo vivido durante su visita.
D.C.E.: Gracias.